Serie: Epistemología, filosofía y
Diseño[1]
El diseño no es ni puede ser una
ciencia. El diseño es la intervención concreta en la realidad para idear,
desarrollar y fabricar productos. Se puede, en efecto, hacer un discurso
científico sobre el tema, pero el diseño en sí mismo no es ninguna ciencia. Gui Bonsiepe[2]
La necesidad de entender, explicar y tratar de anticipar los hechos y fenómenos que ocurren en el mundo, ha fomentado la curiosidad y, por consiguiente, que exista un espíritu de investigación desde los inicios de la humanidad. Gracias a ello, conforme ha pasado el tiempo, se han ido formulando reflexiones y luego teorías y métodos, que han permitido sistematizar el pensamiento de las experiencias obtenidas y que han enriquecido el conocimiento científico. Lo mismo sucede con
la generación de productos y herramientas para la satisfacción de las necesidades del ser humano, que no solo han contribuido al desarrollo de la ciencia y la tecnología, también al entendimiento y valoración del diseño.
La ciencia ha permitido el desarrollo del conocimiento; el método ha establecido la forma de proceder e incluso de entender a la ciencia y el diseño se constituye en la definición creativa para dar respuesta a las necesidades humanas. Por su parte, la tecnología favorece la aplicación de la ciencia, pero también permite la materialización del diseño, en especial las técnicas de representación, se constituyen en un medio de escritura bi y tridimensional del diseño que se considera de gran valía para visualizar el proceso y resultados del diseño.
La práctica del diseño tiene sus bases en la
investigación, no puede llegarse a un buen resultado si no se ha logrado
obtener el conocimiento necesario para establecer una respuesta adecuada al
medio, la cultura y los usuarios. Para responder a estos procesos, se han
realizado aproximaciones que trataron de aplicar el método científico al
diseño. Puede ser que el diseño sea parte de una actividad científica y que se
relacione directamente como generador y resultado de la tecnología, pero esto,
no necesariamente significa que sea ciencia, como podrá observarse a
continuación.
Contrario al planteamiento de Bonsiepe, Wenceslao González,[3]
parte desde una perspectiva filosófico-metodológica
para identificar algunos rasgos sobre las ciencias del diseño. Considera que el diseño posee rasgos genuinos de ciencia, tales como lenguaje, estructura, conocimiento, etc., que lo distinguen de la práctica puramente profesional de diseñar.
El diseño
científico,
como tal, es parte de una actividad humana donde
hay objetivos, procesos y resultados que se orientan a la solución de problemas concretos, lo que comporta una relación con el diseño científico.
Para tener mayores elementos de juicio, es propio considerar una de las aportaciones que Herbert Simon hace respecto de las ciencias de lo artificial.[4] En
1969, este economista y científico social, (Premio Nobel en 1978), publicó el libro The Science of the Artificial, en el que considera el universo de objetos concebido y construido
por el hombre, como un sistema programado con el propósito de alcanzar metas y objetivos de adecuación al entorno
en que dicho sistema opera.
A este sistema, lo denominó “artificial” en contraposición al conocido como “ciencias naturales”.
Planteaba que era factible afirmar que “si
los fenómenos naturales
obedecían a un principio de necesariedad supeditado a la ley natural, tanto los objetos como los fenómenos artificiales configuraban un proceso de contingencia debido a la maleabilidad ejercida por el contexto”. Para las ciencias naturales se refiere a cómo son las cosas
y para las ciencias artificiales, a cómo podrían ser.
Es decir que plantea dentro de las
disciplinas científicas a las que se relacionan
estrechamente con la Tecnología. Simon se refiere al término artificial como lo hecho por el hombre (man-made)
es decir lo opuesto a lo natural. [5]
Existe una clara diferenciación entre las ciencias del diseño, las ciencias
sociales y las ciencias naturales.[6] Es
evidente que la esfera temática del diseño es distinta a la de las Ciencias de
la Naturaleza y al de las Ciencias Sociales. Si bien el diseño se relaciona con
el ámbito de las Ciencias de lo Artificial porque añade factores hechos por el
ser humano que son necesarios para la vida humana, no se desvincula de las
ciencias naturales porque debe considerar los factores del entorno natural,
tampoco se desliga de las ciencias sociales porque afecta la vida y las
relaciones entre los individuos y aporta al desarrollo del ser humano. Roberto Gamonal
se refiere a este respecto:
El diseño tiene el don de la ubicuidad: se ha infiltrado
en nuestra vida cotidiana, formando parte indisoluble
del individuo y de su relación con los otros y su entorno. Se ha establecido
como una interconexión entre el yo, los otros y los marcos en los que se
producen todo tipo de relaciones sociales.[7]
Es claro que la ciencia, la técnica, la tecnología, el método y el diseño han estado relacionados a través de la historia, pero
hay un factor más por considerar: la ideología. En esta, se ve reflejada la forma de interpretar, incluso de utilizar
los conceptos antes señalados.
Jürgen Habermas,[8] filósofo
y sociólogo alemán, en su obra Wissenschaft
und Technik als “Ideologie”,
publicada inicialmente en 1968, advierte sobre el valor ideológico y del
discurso dominante que adquieren la ciencia y la técnica en la sociedad.
Plantea una perspectiva en la que la evolución del sistema social parece estar
determinada por la lógica del progreso científico y técnico, lo cual reduce el
conocimiento reflexivo orientado a favor del dominio técnico que obvia la razón
y sobredimensiona el valor instrumental. Habermas manifiesta dos acciones, la
instrumental, que se rige por normas técnicas que descansan en un saber
empírico e implican prognosis sobre acontecimientos observables que pueden ser
físicos o sociales y, la estratégica o elección racional, que se orienta por
estrategias basadas en un saber analítico, el cual implica deducciones de
reglas de preferencia o sistemas de valor generales.
El diseño ha estado determinado por la evolución
científico-tecnológica y por las diferentes concepciones ideológicas. La
influencia de las tecnologías de la comunicación y la información, los procesos
de desculturización, así como, la fuerte carga hacia el consumismo, que se da
en un mundo intercomunicado, afecta los valores académicos y culturales locales
que tienden a desvanecerse ante las tendencias globales.
A diferencia de las ciencias filosóficas, las ciencias experimentales modernas vienen desarrollándose desde los días de Galileo en un marco de referencia que refleja
el punto de vista trascendental de la posible disposición técnica. Las ciencias
modernas generan con ello un saber, que por su forma es un saber técnicamente
utilizable. Sin embargo, hasta fines del siglo XIX, no se había registrado una
interdependencia entre ciencia y técnica. La ciencia moderna no había
contribuido a la aceleración del desarrollo técnico y, por tanto, tampoco a la
presión racionalizadora que se ejerce desde abajo.[9]
En algún momento, se trató la cientifización de la técnica[10] y posteriormente se plantearían propuestas
para la aplicación del método científico al diseño.
La evolución del diseño está condicionada por el avance científico y técnico
y se ha convertido en el punto de encuentro entre ambos mundos. Por consiguiente,
también se ve afectado por criterios ideológicos e intereses dominantes que son reproducidos en la aplicación de la ciencia por medio del método y de manera más precisa por la tecnología.
La importancia del diseño se fue haciendo
cada vez más notoria, al punto de manifestar su omnipresencia en la vida humana.
Formular soluciones a las necesidades humanas, no hubiera sido posible sin la prefiguración mental
y posterior figuración de esas ideas; tampoco hubiera sido posible mejorar esas experiencias sin hacer reflexiones y sin sistematizar lo realizado. Esto ayudaría a construir teorías, procesos y métodos. Aunque no se plantea
que el diseño sea una ciencia, se entiende que, en la discusión entre el diseño
y la ciencia, se haya pretendido que el
principal elemento de anclaje fuera el método, aunque esto ha estado en una
permanente discusión. Podría considerarse que el verdadero vínculo entre
ciencia y diseño ha sido la tecnología.
Byron Rabe
[1] El
contenido de los textos de esta serie ha sido adaptado de: Byron Rabe.
“Análisis de las bases epistemológicas e institucionales en la enseñanza del
diseño y la creatividad”. (Tesis doctoral. Universidad de San Carlos de
Guatemala, 2017)
[2] Gui Bonsiepe.
Perspectivas del diseño industrial y gráfico. México, DF, abril de 1989 (Manuscrito de
conferencia) Citado por Burdeck 158
[3] Wenceslao González, Las ciencias
del diseño; racionalidad limitada, predicción y descripción, (España: Netbilo,
2007), 3-4.
[4] Ver Herbert Simon,
Las ciencias de lo artificial. (Granada: Editorial Comares, Colección La
Razón Áurea, 2006)
[5] Herbert Simon, Las ciencias de lo artificial, 4
[6] Ver Wenceslao González, Las ciencias del diseño
[7] Roberto Gamonal. “La disciplina
del diseño desde la perspectiva de las ciencias sociales”. Prisma social, no. 7
(2012): 356.
[8] Ver
Jürgen Habermas, Ciencia y técnica como “ideología”. (Madrid, España: Tecnos,
1986)
[9] Habermas, Ciencia y tecnología, 80.
[10] Ibid, Habermas, 86
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