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lunes, 26 de septiembre de 2022

La posmodernidad, un delirante cuento inacabado.

 


He planteado esta disertación como un cuento, una narración que, para fines ilustrativos, incluye situaciones extremas, que no deben generalizarse y que en su mayoría podrían afectar a otras latitudes, pero cuya realidad podría alcanzarnos. La cultura global tiende a influirnos y sus causas y efectos necesitan atenderse en diferentes espacios de reflexión para buscar el entendimiento en un medio cada vez más polarizado.

Estamos pasando de la utópica racionalidad de la modernidad a una advertencia distópica propia de la posmodernidad. La utopía buscaba una felicidad universal un paraíso inexistente que hemos visto que no tuvo cabida en la realidad ansiada en la modernidad; en tanto que, la distopía posmoderna presenta seductoras voces de alerta ante un futuro decadente y apocalíptico.

Byron Rabe

 

Eso a nosotros no nos alcanzará. No, a nosotros, nunca.

 

La posmodernidad llegaría para cuestionar la cordura reinante de la modernidad, y aunque partiría de nociones sueltas, sin un discurso homogéneo, en el camino iría sumando ideas y perspectivas diversas que, alimentadas por la complejidad, llevarían irremediablemente al caos que agitaba una época de cambio e inclusión de nuevos valores y visiones.

Conforme se fue apagando el aguerrido siglo XX y prendiendo el incierto siglo XXI, más se derrumbaba la modernidad. No sólo en lo que ya se consideraba como una obtusa racionalidad plagada de preceptos reduccionistas y enfocadas en lo cuantitativo de la ciencia; también en la visión funcional del diseño que debía adaptarse a nuevas realidades, tecnologías, conservación del ambiente y variaciones éticas y estéticas. Pero algo más estaba cambiando. Poco a poco se iba disminuyendo la influencia de los valores tradicionales que habían regido al mundo occidental varios siglos.

Durante un indefinido período que se fue haciendo visible después de la segunda guerra, se había mantenido un traslape de visiones que todavía no terminaba de precisarse. La influencia de la posmodernidad se observaba en la estética, que ahora valoraba el gusto popular y que dejó de seguir, necesariamente, las pautas de belleza prestablecidas por la cultura dominante; se notaba en la activa presencia de quienes abogaban por sus derechos; en un progresivo despertar de respeto y valoración de las diferencias; en las manifestaciones de pluralidad en un mundo que había sido controlado por pocos y en el que parecía, que por fin, participaban las minorías que poseían características y pensamientos diferentes.

Se ofrecía mejorar el rígido modelo de la modernidad que había sido demarcado por un progreso normativo y lineal que, para muchos no había funcionado. En la posmodernidad se fueron haciendo avances en el respeto a la pluralidad, la multiplicidad, las contradicciones y la simultaneidad de ideas y valores. Se habían abierto oportunidades para alcanzar una libertad, antes no experimentada, que llevaría a romper las tradiciones culturales y sociales.

Los poderes económicos, siempre atentos, aprovecharían la apertura y promoverían estrategias menos enfocadas en las necesidades, la racionalidad o la funcionalidad como se había hecho en la modernidad. Ahora responderían a los deseos, a los gustos o a lo trivial, propio de la realidad que se estaba viviendo.

Se asomaban múltiples oportunidades de negocios en un mercado global y totalitario que diseñaría estrategias para promover el consumo sin culpas, que satisficiera el ahora, en congruencia con la idea de muchos jóvenes que asumían que, ante la incertidumbre, lo mejor era vivir el momento y priorizar la diversión.

En el mundo se comenzaría a superar la culpabilidad por rechazar los valores tradicionales. Pronto se irían sumando más personas y grupos a una discutida cultura de todo se vale. Se afectarían las pautas del comportamiento social, la moral, la religión y los valores familiares. Se iría disminuyendo la importancia de la familia funcional que hasta hacía poco había sido la base de la sociedad.  

Entre todos estos progresivos y encontrados cambios se iría robusteciendo el concepto de lo efímero, en el que todo tendía a ser desechable incluso la amistad y las parejas. Muchos jóvenes dejarían de pensar en el matrimonio. Tener descendencia pasaría a formar parte de un futuro impreciso, quizás inviable. Un proyecto futuro podría desmotivar un placentero presente.

El placer ocuparía un lugar especial en un ahora sin culpas, sin lazos y sin obligaciones. Se variarían notablemente los comportamientos sexuales desde temprana edad. Se separaría el sexo del amor, el hedonismo llegaría a nuevos niveles llevando al absoluto de que la vida era el placer del instante.

Se observaba un creciente interés por el culto al cuerpo, se favorecerían el ejercicio y la vida sana. Para algunos, mas que para vivir, era para presumir en un ámbito cada vez más narcisista. Los deseos de ser más bellos se facilitaban con los nuevos y amplios estándares estéticos.  El deseo de figurar, de ser más reconocidos, de lograr más likes en las redes, podían llevar a modificaciones físicas, a exposiciones mediáticas controvertidas, que peligrosamente influían en algunas jóvenes mentes que bien podrían preferir sustituir el baile de la adolescencia o un viaje de graduación por cirugías estéticas.

En la escuela ya no se reprendía al niño, ahora los padres reprendían al maestro y se generaba una lucha entre lo que se debía enseñar en la escuela y los valores que deberían surgir en la familia. La separación entre la niñez y el adulto comenzó a hacerse imperceptible en algunos temas, se descuidó la infancia y se estaban construyendo niños sin niñez, retraídos en sus dispositivos electrónicos, niños adultos educados para el consumo, con influencia directa de los medios de comunicación masiva que promovían la subjetividad del consumidor. Se estaban creando nuevas realidades en las que el niño decidía e influía sobre los padres que evitaban esfuerzos que no encajaran con el nuevo mundo y estimulaban comportamientos que contradecían lo que la modernidad establecía como propio de las primeras edades.

En el plano estético, al igual que el Dadaísmo, (que algunos consideran el verdadero inicio de la posmodernidad), se propiciaría lo absurdo, lo chusco y lo irracional.  Se verían curiosos desfiles de modas extravagantes que transgredían los patrones clásicos del buen gusto promovido por la modernidad. Alguien podía sentirse a la moda con ropa rota, o al mostrar los calzoncillos o las tangas saliendo del pantalón, incluso podía sentirse chic con una silla en la cabeza. El traje con corbata pasaría a ser parte de la historia de la moda para muchas juventudes.

Había quienes irían más allá del vestuario y buscarían una identidad irreverente, algunos enhebrando un aro en la nariz, aguzando las orejas o hinchándose los labios.    No faltarían los que afectaran su propia naturaleza corporal insertando implantes, que iban desde nalgas y pechos, hasta cachos. Otros mutilarían distintas partes del cuerpo para generar una estética distinta por no decir monstruosa. Algunos, menos destructivos saturarían el cuerpo de tatuajes o simplemente usarían piercings en diversos y sugerentes lugares del cuerpo.

Entre tantas contradicciones socio culturales la posmodernidad avanzaba con criterios difusos y sin límites. Daba la oportunidad de manejar el diseño y cualquier expresión cultural de la manera que se antojara, era posible que una ocurrencia se volviera una tendencia que sería aprovechada para promover el consumo.

El criterio de todo vale se había hecho presente en la publicidad, en la música, en destructivas protestas, hasta en la explotación sexual forzada o complaciente.  Incluso en algunos contextos llegó a considerarse habitual y aceptable la práctica del sugar daddy y la sugar mammy.

El clásico modelo de la sexualidad dominante pasaría a la historia. Lo masculino y femenino no era lo mismo que hombre y mujer, surgirían diversos géneros que se irían consolidando en el espectro de la sexualidad. Una aplicación de citas en red conocida como la más popular del mundo, para evitar confusiones y discrepancias, identificó a más de 25 clasificaciones de identidades de género con las que se podía ligar o experimentar, de acuerdo con las preferencias.  

 

Varios personajes haciendo muestra de su coherencia con los nuevos valores de inclusión sexual, informaron que habían hecho eco de los pedidos de sus pequeños hijos para iniciarles un cambio de género. Mientras tanto se abrían posibilidades para que un creciente número de niños y preadolescentes, que creían estar atrapados en el cuerpo equivocado, pudieran recibir tratamiento como parte de programas para cambiar de sexo.

Fue notoria la creciente demanda de videojuegos diseñados para niños y jóvenes. Algunos daban nuevas herramientas para el desarrollo de habilidades propios de la juventud de la época, pero otros, podían generar adicción, propiciar la violencia dentro de un mundo virtual en el que podían matar personas o animales sin culpa alguna, habituarse al concepto de las drogas o experimentar comportamientos criminales y el irrespeto a las autoridades. En casos extremos podía promoverse la explotación sexual, la violencia hacia la mujer, así como familiarizarse con estereotipos raciales y sexuales, además de utilizar palabras indecentes y proferir obscenidades ya comunes en la nueva realidad.   

De similar manera, se hacían cada vez más populares entre jóvenes y adolescentes, canciones de géneros urbanos, con explícitos mensajes sobre violencia, sexo y drogadicción que hacían que los artistas fueran venerados por la juventud.  Eran pegajosas manifestaciones musicales, muchas veces carentes de valores de contenido melódico y conceptual, que además tenían como principal aporte cultural contradecir los valores tradicionales, mostraban conductas misóginas que despreciaban a la mujer y utilizaban lenguajes y movimientos corporales antes impensables de mostrar en ningún medio.

El auge de las redes sociales brindaría nuevas oportunidades para el aprendizaje y el teletrabajo, para obtener información en tiempo real y descubrir otras culturas y comportamientos y abrir posibilidades antes no imaginadas.  El internet se convertiría en parte del individuo, el acceso a la información y una realidad aumentada nunca soñada se haría más que presente y surgiría un nuevo concepto de metaverso que iría de la realidad virtual a una realidad paralela y cambiaría nuevamente la forma de pensar, de comportarse y de comprar.

En el maremágnum posmoderno, la era digital también permearía los hogares y la psicología de los grupos e individuos. La invasión de redes sociales haría surgir personajes como los blogueros, los influencer, los netcenter, los tiktokers y de otras denominaciones, así como, muchas nuevas aplicaciones.  Algunos blogueros fueron marcando presencia en las redes con un objetivo inicial que pudo ser informar o entretener. Los influencer, en algunas oportunidades sin criterios o experiencias previas, pero con mucha popularidad, a veces generada por el atractivo sexual, la casualidad, una broma inicial o una marcada diferencia, tendrían una destacada participación en alguna o varias ramas y expresaban opiniones sobre temas concretos para ejercer influencia y ser más reconocidos entre los internautas.  Pronto los aprovecharían para atraer o inspirar un producto, servicio o marca. 

Pero las animadversiones, las envidias, los odios, las luchas sectarias o el simple deseo de arruinar la imagen de los otros, también se haría presente en las redes sociales. En el marco de un anonimato total o parcial, al no tener que enfrentar físicamente al interlocutor, se propició una cultura de resentimiento y cizaña que se haría cada vez más intensa.

Surgió el negocio de la manipulación virtual a cargo de los netcenters y otros personajes o grupos. Esta práctica evolucionó desde el fanatismo social o político hasta el desarrollo de negocios rentables. Se concibió el término de sicarios digitales, encargados de destruir a grupos o personas por medio de las redes. Todo sería utilizado para el negocio y la política en la posmodernidad.

A lo largo de este proceso se hizo mas notorio y criticado que había actores invisibilizados y discriminados. El nuevo contexto permitió y propició los reclamos y nuevas luchas para lograr mayor presencia y reconocimiento en la sociedad.

La opresión y discriminación a la que estos sectores habían estado sujetos generó protestas y reivindicaciones. Algunas de estas luchas se saldrían del marco normativo y de los valores que había establecido la modernidad y llevarían a un nuevo modelo de enfrentamientos.

La era de la posmodernidad alcanzaría un nuevo nivel en la segunda década del siglo XXI con el desarrollo de la cultura Woke o wokismo surgida en los Estados Unidos.  Este movimiento inicialmente buscaba responder a las injusticias y desigualdades, empezó con el tema racial, fue incorporando la ideología de género y posteriormente cuestionaría la civilización occidental de base cristiana.

 

Se mostraría como una rebelión contra la opresión, el racismo y la discriminación, pero pronto endurecería las posiciones identitarias a nivel étnico, sexual, religioso y cultural. Tomaría un sendero ideológico totalitario de izquierda para exigir una justicia de corte vengativo que daría nuevos elementos para generar reacciones de la derecha extrema.

Ante su crecimiento e impacto, el wokismo se iría radicalizando, se haría impermeable a la crítica, daría la espalda a los hechos y descartaría el diálogo rechazando razones y datos. Se convertiría en un movimiento dogmático que no admitía cuestionamientos, pero que se apropiaría del derecho de censurar y anular todo lo relacionado con la historia o la cultura que le pareciera ofensivo, que pronto llevaría al fortalecimiento de la cultura de la cancelación.

Con esta nueva cultura se boicotearía la libertad de expresión, ya no se pondría énfasis en lo común sino en las diferencias, se buscaría fragmentar y dividir a la sociedad. Se promovería el revisionismo histórico, no con el objeto de aclarar los hechos sino de generar odios y revanchismos atemporales. También se exigiría revisar el lenguaje, volverlo inclusivo y eliminar insinuaciones raciales o de género. Se propiciaría la ira, la cólera fanática, se exhortaría a derrumbar estatuas, personajes históricos y símbolos de la modernidad.

Se castigaría severamente cualquier publicación, comentario o postura que no convergiera con el movimiento.  Cancelar a una persona significaba invalidar no sólo sus opiniones, también tratar de anular su existencia, de arruinarle la vida social, profesional y laboral. 

Se había creado un movimiento sin estructura definida, sin dirigentes identificados que se convertiría en acusador, juez y verdugo, que descartaba el derecho de defensa de los acusados y desahuciaba la duda razonable, que aplicaría diversos niveles de crueldad desatendiendo la disculpa o el perdón.

Se convertiría el revanchismo social como un medio de catarsis y atracción de adeptos, de purga para un sistema considerado obsoleto. Había surgido un nuevo autoritarismo colectivo, un monstruo sin cabeza que intimidaba y generaba miedo a opinar.

 

Se verían múltiples ejemplos propios de la cultura de la cancelación, la vandalización de monumentos, el derribo de estatuas, la cancelación de obras cinematográficas y literarias, el ataque a profesores que no apoyaron la nueva corrección política. Se presionaría a organizaciones a despedir personas por sus comentarios, se lincharía en las redes sociales a cómicos, periodistas, profesores universitarios y artistas cuyas observaciones no encajaran con el wokismo.  La ira identitaria ya no se manifestaba con antorchas sino con el uso de los medios electrónicos, que tenían mucho mayor alcance.  En fin, se estaba erigiendo un nuevo fascismo intelectual y social contra la libertad de expresión.

La situación sería presa del linchamiento de un personaje animado de mediados del siglo XX, Pepe Le Pew, debido a que algunas personas veían conductas que podrían ser nocivas para los niños de la sociedad actual. O Speedy González por promover estereotipos raciales. También personajes como el Grinch, el Lorax y el Gato con sombrero, y otros que deberían descartarse porque contaban historias racistas o machistas.

Con una visión contraria se promovían personajes con nuevos valores como la marioneta Gonzo, un famoso personaje de un programa infantil mundialmente conocido, que había aceptado públicamente su homosexualidad. Se observaría también que en diversas series animadas para niños se incluía a personajes pertenecientes a la comunidad LGBT.

En medio de este nuevo escenario, al mismo tiempo que se impulsaba un discurso de integración global para derribar las fronteras, también se promovía el resentimiento racial y el separatismo territorial y cultural como una aparente respuesta a siglos de dominación y opresión.

Durante el desarrollo de la posmodernidad se había respaldado la idea de que nadie podía decidir sobre los valores de los demás, pero ahora se estaba viendo que esto aplicaba, siempre y cuando, correspondieran a los referentes mediáticos de los nuevos controladores políticos y sociales. Ya no se trataba sólo de que se respetaran y aceptaran las diferencias, ahora había que imponerlas y modificar los valores e ideas que otros tenían, como ha pasado tantas veces en la historia.

Parecía que volvíamos a lo mismo. Como en el pasado, los criterios no aplicaban a todos por igual y los valores serían aceptados, incluso impulsados, según el beneficio que propiciara o los aportes que hicieran a las ideologías emergentes o dominantes.

En un nuevo modelo que inicialmente propiciaba la tolerancia se fue acomodando la intolerancia. En las redes resaltaba el odio, la ofensa, las realidades a medias, la construcción de mentiras, las teorías de conspiración, las fake news o noticias falsas y la alteración de la verdad.

Con la cultura de la cancelación se irían acallando los pensamientos divergentes. Las pocas voces que se atrevía a disentir serían identificadas y perseguidas por los netsicarios quienes encendían el odio contra ellos y los señalaban como indeseables, parias y hasta vergüenza de la humanidad.  Pronto se daría un aparente silencio de la reflexión intelectual en las redes sociales, las discusiones inteligentes se reducirían o se harían en planos más privados, no sujetos a comentarios de odio y resentimiento.

 La famosa Paradoja de la tolerancia planteada por Popper que se resume que: En nombre de la tolerancia debíamos reclamar el derecho a no tolerar la intolerancia, fue ignorada.

La violencia verbal, emocional y psicológica sería aceptada como parte de la nueva realidad.  Los nuevos marcos legales no accionaban por temor a contrariar el derecho de la libre expresión y los derechos humanos de los ofensores.

Entre tanto, parecía hacerse realidad la predicción, que algunos atribuyen a Dostoyevsky: la tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles. 

El desánimo y el desinterés, así como el temor a los linchamientos mediáticos, marcaría la ausencia de la crítica.  La reflexión trascendente, si se atrevía a aparecer, sería blanco de feroces e irracionales ataques, en nombre de la tolerancia.

Modernidad y posmodernidad, un espejismo o una realidad humana. Había quienes añoraban las normativas y valores de antaño. Los detallados planos acompañados de precisas instrucciones que venían con la racional y taxonómica modernidad fueron sustituidos por los esbozos laberínticos de una posmodernidad indefinida, que podían llevar a cualquier parte, o a ninguna. Un futuro que inicialmente se había percibido promisorio se hacía cada vez más incierto y conflictivo.

La humanidad se encontraba prisionera en el carrusel de la posmodernidad, cuyos caballitos cabalgaban desbocadamente en desfigurados círculos extensibles, en un siglo de desequilibrada tolerancia que chocaba repetidamente con el azar, ante un caos que podía llevar a la destrucción de la estructura social que se había conocido.

Los cambios de posición entre los actores mostrarían la naturaleza humana que volvía a repetirse, el oprimido sería manipulado para convertirse en un destructivo e irreflexivo opresor. Se acrecentaría el odio entre los extremos políticos y cada grupo parecía ir asumiendo posturas de ira y rencor, en tanto que las visiones moderadas se hacían menos audibles.

Entre tanto, los verdaderos poseedores del poder económico y político seguían observando los acontecimientos, moviendo los hilos y tejiendo redes para adaptarse y sacar ventaja de las nuevas realidades.  Byung-Chul Han afirmaría que todo se convertía en mercancía, hasta las realidades inmateriales como el amor, la amistad y la pereza.

Ante un creciente fanatismo y conflicto de valores, una nueva decepción estaba cubriendo al mundo. Además de las aumentadas diferencias económicas se estaban ampliando las distinciones socioculturales, se creaba más violencia e irrespeto dentro de los individuos, las familias, los grupos sociales y hasta entre los gobiernos que vieron caer los postulados clásicos de la diplomacia.

La nueva realidad traía los riesgos de la asimetría moral de una progresiva cultura que estaba rompiendo con todos los patrones conocidos. Los extremos se estaban haciendo grotescos y de manera evidente promovían el odio. La libertad se estaba desparramando por los límites del sentido común. 

Una complejidad desoladora, intensificada por una agresiva pandemia, frustraba las inciertas redes de sueños y deseos en un tiempo y espacio incomprensibles.  Las personas se estaban quedando solas dentro de una multitud de likes, en espejismos momentáneos, sin trascendencia; en conflictos de identidad imbuidos en un metaverso con una realidad paralela, en medio de un escenario que amenazaba con una nueva y fundamentalista religión de odio, respaldada por una caza de brujas virtual que perseguía a los herejes y que se desvinculaba de lo verdaderamente importante.

Los logros alcanzados habían brindado esperanza. Los aportes positivos no podían perderse. Para mantenerlos se hacía necesario personas valientes, pero también sensatas que fueran capaces de revisar y fortalecer los valores sociales, familiares e individuales dentro de los cambios que eran ya parte del presente y lo serían también en el futuro.

Si se quería subsistir había que reflexionar sobre los criterios mínimos para la convivencia, revisar los parámetros para impedir caer en una vorágine social totalitaria que podría llevar a la destrucción de lo que somos o deberíamos ser: Seres humanos conscientes de un mundo materialista, permanentemente manipulado y crecientemente conflictivo.  Que demanda enfrentar serias amenazas climáticas, políticas, económicas y sociales, y debiera favorecer la satisfacción emocional, sicológica y física de sus habitantes.

Si algo había impulsado la posmodernidad, dentro de la agobiante complejidad y el caos, era la flexibilidad.  Se mantenían las oportunidades para deconstruir los procesos por medio de visiones creativas que buscaran la satisfacción del alma y del cuerpo, y promovieran el bienestar social e individual.

Sin duda la humanidad seguiría evolucionando dentro de una realidad en que lo único certero era el cambio, pero no se daría por vencida. En una distópica posmodernidad todo esto sonará a utopía. Pero como respondió Eduardo Galeano cuando le preguntaron:  ¿Para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

 

Federico García Lorca había expresado hacía casi un siglo: El más terrible de los sentimientos es el de tener la esperanza perdida.

 

 febrero, 2022

 

 

 

lunes, 24 de agosto de 2020

FILOSOFÍA INSTITUCIONAL

 

La filosofía institucional. Facultad de Arquitectura de la USAC

Byron Rabe

 

Las escuelas y los sistemas escolares son organizaciones políticas en las que el poder es una característica organizativa. Ignorar las relaciones de poder y el sistema existente restará esfuerzos a la reforma. Esto ocurrirá, no porque haya una gran conspiración o una terquedad de mula para resistir al cambio, o porque los educadores simplemente adolezcan de falta de imaginación y creatividad, sino más bien porque reconocer e intentar cambiar las relaciones de poder, especialmente en instituciones tradicionales complejas, es una de las tareas más complicadas que los seres humanos podemos emprender.[1]
Seymur Sarason

El papel que han jugado las organizaciones educativas en el desarrollo y evolución de las distintas civilizaciones ha permitido significativos avances a través de la historia. Cuando ese papel es reconocido y valorado por la sociedad es porque la organización está alcanzando un nivel de legitimidad social. Y esa legitimidad social se relaciona con la institucionalización, la cual puede definirse como la capacidad que tienen las organizaciones para que los valores que encierra su razón de ser sean reconocidos y aceptadas por la sociedad, permitiendo así, que la organización logre fluidez y eficiencia a lo interno y eficacia para satisfacer las demandas externas.[2]

El proceso de institucionalización es constante. En él, se van introduciendo permanentemente nuevos valores que llegan a ser reconocidos y aceptados hasta convertirse en normas que posteriormente serán revisadas y actualizadas en función de las nuevas necesidades sociales. Cuando la organización ha desarrollado estos valores con solidez y relativa permanencia y su razón de ser impacta positivamente a nivel social para ser estimada y aceptada por la sociedad, podemos reconocer que es una institución. Pero esa proyección externa ha sido producto de una serie de luchas internas que han orientado un vaivén de posiciones sobre la forma correcta de orientar la institución.

La Universidad de San Carlos de Guatemala -USAC- es una institución plenamente consolidada y legitimada, con una existencia de más de 340 años, ha mantenido presencia cíclica en la sociedad; en algunos casos ha significado incluso una fuerte influencia para marcar el rumbo del Estado. Para desarrollar sus funciones se vale de sus Escuelas, Facultades y Centros Universitarios. En este caso particular la Facultad de Arquitectura (FARUSAC) ha contribuido de manera significativa a mantener esa legitimidad por medio de sus distintos servicios a la sociedad, ya sea a través de la docencia, la investigación o la extensión y, por lo tanto, es producto del fenómeno permanente de la institucionalización.

La universidad en su conjunto mantiene una permanente lucha en sus relaciones de poder interno y esto afecta cualquier intención de cambio de modelo incluso pequeñas manifestaciones que puedan incidir en el tradicional statu quo. Lo expresa Marris cuando asevera que el conservadurismo dinámico es una fuerza poderosa en todas las organizaciones, “los sistemas sociales proporcionan un entramado de teorías, valores y tecnología relacionada que posibilita a los individuos dar sentido a sus vidas. Las amenazas al sistema social amenazan a este entramado”.[3]

La misma USAC plantea en el documento base para la Reforma Universitaria, que el problema para una política democrática de cambio institucional no es disolver los antagonismos, ni tampoco las diferencias y los conflictos, sino manejarlos conforme a los procedimientos básicos del respeto mutuo y los valores de una democracia pluralista, no como conflictos entre enemigos que quieren excluirse o destruirse entre sí.[4] Indudablemente, cualquier intención de cambio generará resistencias y obedecerá a planteamientos que afectarán la tradición y la costumbre de la comodidad que se ha mantenido durante un ciclo. Las tomas del campus universitario en 2010 y 2019 son una muestra de las luchas internas fundamentadas en criterios ideológico-filosóficos.[5]

La trascendencia de la institucionalidad en el enfoque de diseño

Las decisiones institucionales han marcado los procesos educativos a lo largo de la evolución académica. Estos procesos, en múltiples oportunidades, han sido revisados, criticados y hasta modificados por medio de distintos movimientos, a veces académicos, a veces ideológico-políticos en los que hubo una permanente lucha de poder y se atentaba contra el mantenimiento de los valores y modelos tradicionales y las posibles pérdidas en el acomodo académico. Estos procesos se mantienen vigentes en distintos niveles y han respondido a la dinámica de los tiempos, a los escenarios y a los actores. Los valores cambiantes, los fundamentos teóricos, las corrientes científicas y epistemológicas han incidido en múltiples escuelas de diseño y en el nivel de institucionalidad que han alcanzado.

Revisamos tres ejemplos considerados significativos por la relevancia que han tenido en la visión institucional de la enseñanza del diseño como respuesta a parámetros teórico-empíricos, a las coyunturas y luchas internas y a la influencia de las situaciones histórico-culturales que han marcado las orientaciones académicas en distintos períodos de la historia reciente. En el primer caso, se prioriza el arte, la técnica y la creatividad, en el segundo la técnica, lo racional y lo científico y, en el tercero, se establece un enfoque amplio con base en las competencias laborales y profesionales dentro de un entorno de actualidad.

La experimentación y el arte

La visión que impulsó la Bauhaus a partir de 1919 es el primer caso examinado. En una época en que el mecanicismo hacía presencia y donde el método científico y el tradicionalismo regían en las entidades académicas, esta institución marcó una renovadora pauta en la enseñanza del diseño. En el manifiesto de fundación de este simbólico centro de formación, Walter Gropius planteó la estrategia de unir las artes y las artesanías en un currículo de diseño, que integrara también a la arquitectura y las artes decorativas.

A causa del progresivo desarrollo de los métodos de producción del siglo XIX se rompió la unidad previa entre el proyecto y la ejecución en la artesanía. La directriz de Gropius era conseguir que el arte y la técnica formaran una nueva unidad acorde con su tiempo. La divisa era: “La técnica no necesita del arte, pero el arte necesita en gran medida de la técnica.”[6]

A pesar de que en el período en que surge este planteamiento prevalece el positivismo como fundamento en casi todas las áreas de conocimiento, la orientación de la Bauhaus estaba centrada en elementos más intuitivos que científicos.[7] Gropius se centró en crear talleres en los que los alumnos aprendieran destrezas manuales enseñadas por artistas y artesanos, pero no enfatizó en los estudios teóricos e históricos que permitieran construir conocimientos disciplinarios. Se adoptó un método inductivo de la enseñanza de la creación, que partía de la experimentación y el hallazgo. El criterio de construir inventando y observar descubriendo, “la teoría no se exigía de antemano, sino que se extraían conocimientos del análisis y de la discusión de experimentos creativos, que poco a poco iban configurando una teoría global.”[8]

En general la Bauhaus no desarrolló métodos sistemáticos para formular un currículo de diseño como prototipo integrado. Y no logró sistematizar y llegar a validar el modelo propuesto debido a la autodisolución que tuvo en julio de 1933, a pocos meses de que Hitler tomara el poder. El modelo de enseñanza de diseño de la Bauhaus se basaba en un ideal utópico de unidad en el que la vida era sencilla y se darían resultados maravillosos a partir de la comprensión intuitiva de lo que había que hacer.[9] Pero más allá de estos resultados esperados la Bauhaus perseguía un propósito fundamentalmente social: “dejar la impronta del arte en el pueblo.”[10]

La filosofía institucional puede develarse en lo anterior y en los dos objetivos centrales que se perseguían: en primer lugar, alcanzar una nueva síntesis estética mediante la integración de todos los géneros del arte y todas las ramas de la artesanía bajo la primacía de la arquitectura y en segundo, alcanzar una síntesis social mediante la orientación de la producción estética hacia las necesidades de un amplio espectro de clases sociales.[11] Esta visión de impactar en la sociedad le dio un claro sentido a la intencionalidad que legitimaría su actuar, incluso muchos años después de haber desaparecido.

El planteamiento de la Bauhaus contrarió abiertamente, los postulados de la época que eran abanderados por la revolución industrial y el mecanicismo cimentado en el positivismo científico. La Bauhaus constituyó un reto a las tradicionales estructuras académicas y a los procesos formativos de ese entonces. No obstante, o quizás por eso, la Bauhaus tuvo muy poca influencia en la cultura de masas de los años subsiguientes. Situación ampliamente superada debido al reconocido impacto y validación de su modelo académico a lo largo de la historia contemporánea, que incluso influyó en los procesos en la Facultad de Arquitectura de la USAC.

La racionalidad de la técnica

El segundo caso tuvo variaciones significativas, se refiere a la Hochschule für Gestaltung -HFG- de Ulm (Escuela superior de diseño de Ulm) Alemania, que se fundó en 1953. Se escogió esta escuela, porque a pesar de partir inicialmente, de la perspectiva de la Bauhaus, se desmarcó de esta visión dando origen a un planteamiento totalmente disímil. Algunos de sus profesores, entre ellos Tomás Maldonado, Gui Bonsiepe y Oti Eicher, rechazaron la tendencia de su primer rector, el suizo Max Bill, (que estudió en la Bauhaus), de utilizar el modelo de la Bauhaus. Las luchas internas también se hicieron presentes en esta escuela, los conflictos generados por las diferencias conceptuales hicieron que Bill renunciara en 1955 y quedara a cargo Maldonado. Lo que ocasionó que la escuela adquiriera nuevos criterios filosóficos y teóricos.

El nuevo modelo se basó más en la ciencia y la tecnología que en el arte; las metodologías del diseño comenzaron a desarrollarse y mantendrían su influencia en la mayoría de escuelas de diseño.[12] La Escuela se situó en la tradición del racionalismo alemán empleando sobre todo métodos matemáticos para poder así demostrar su carácter científico.[13] El currículo también incluyó materias de historia, teoría del diseño, de humanidades y ciencias sociales.[14] Pero se hizo especial énfasis en el desarrollo de las metodologías de diseño.

El cambio en la base teórico-filosófica se hace inequívoco con lo señalado por Bonsiepe: “el proceso de pasar de una concepción precientífica, hacia una concepción científica del diseño no fue nada fácil, incluso fue traumático para docentes y alumnos.”[15]

Otras luchas internas, esta vez entre estudiantes y autoridades, hicieron que la escuela se cerrara en 1968,[16] Margolín apunta sobre lo sucedido en Ulm:

El diseño es algo demasiado amplio para reducirlo a un sistema de técnicas y teorías. Ése fue el error de los teóricos de Ulm que creyeron que el diseño podía confinarse dentro de los paradigmas de rígidos modelos teóricos. Aunque el diseño tiene aspectos sistemáticos, también sigue participando tanto del arte como de la tecnología o de la ciencia.[17]

La lucha entre la racionalidad y la intuición que se marcó en HFG en Ulm, incidió en que, durante su existencia y más allá de esta, el enfoque racionalista prevaleciera mucho más allá de sus muros. Este modelo influyó en la visión de las mayorías de escuelas de diseño que comenzaron a interesarse en la metodología proyectual, un modelo que todavía prevalece en muchas latitudes, incluyendo la Universidad de San Carlos.

Paradójicamente, al mismo tiempo comenzaba a gestarse un nuevo movimiento que hubiera tenido gran aceptación en la Bauhaus y que perseguía el estudio sistemático y el desarrollo de la creatividad. El estudio de la creatividad iría generando más adeptos y poco a poco, incidiendo con nuevos sustentos teóricos en las instituciones dedicadas a la enseñanza del diseño. Pero ese tema, hasta el momento, no ha logrado un nivel de institucionalización reconocido abiertamente.

El reflejo de las competencias

El tercer caso seleccionado se ubica en un marco mucho más general, multiinstitucional, dentro de un escenario más reciente, con influencia externa pero aplicada en el ámbito latinoamericano y que ha adquirido relevancia por su relación con la enseñanza del diseño en nuestro medio. Se trata del proyecto Tuning, el cual con un auspicio europeo[18] se ha orientado a la búsqueda de puntos comunes en las competencias, (entre otras disciplinas), del arquitecto para América Latina y por lo tanto para Guatemala.[19] Por medio de este proyecto, se han identificado algunos patrones que prevalecen en las instituciones educativas de la región para el ámbito de la arquitectura. Por ejemplo, “se identifica un común denominador: el proyecto de arquitectura, en el cual confluyen de manera aplicada los componentes teóricos y prácticos de las demás asignaturas”.[20]

Las orientaciones institucionales tienen sus variaciones; las competencias de las distintas escuelas “son un reflejo de la diversidad de campos de desempeño de los arquitectos en los países de América Latina, algunos de ellos más orientados a la técnica y la tecnología, otros hacia la creatividad y el dibujo, algunos hacia la planeación y el urbanismo”[21] es decir, que existen diferencias sobre la prioridad en la que debe enfocarse la enseñanza del diseño. Lo que permanece como el elemento común es el proyecto de arquitectura, el cual se constituye como eje central de los planes curriculares y la estrategia principal para la formación de los nuevos arquitectos es la metodología proyectual.

Resulta procedente para este estudio identificar que dentro de los primeros elementos que se definen en las metacompetencias para el arquitecto latinoamericano, se describan las que corresponden a la dimensión de la creatividad arquitectónica, que incluyen: la capacidad para proyectar de manera crítica y creativa obras de arquitectura y/o urbanismo que satisfagan integralmente los requerimientos del ser humano, la sociedad, su cultura y el medio ambiente valorando el contexto y considerando las exigencias estéticas y técnicas. Así como, la capacidad de aplicar los métodos de investigación al proyecto para resolver con creatividad las demandas del hábitat humano, en diferentes escalas y complejidad.[22] La respuesta que ha tenido el proyecto por una gran cantidad de universidades latinoamericanas, evidencia el nivel de institucionalidad que puede llegar a tener. Pero esto no podrá verificarse hasta tener los resultados con base en evaluaciones sistemáticas e integrales.

Adicionalmente la Unión Europea está impulsando el “Creative & Transdisciplinary Thinking”,[23] un modelo que además de hacer referencia a la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, relaciona el pensamiento creativo con el pensamiento estratégico para diseñar soluciones, resolver problemas, mejorar barrios, sitios o edificios.[24]

Muchas instituciones a lo largo de la historia han formulados sus propios postulados, teorías, enfoques metodológicos y epistemologías, o bien, han tomado como punto de partida algunos criterios sobre la base de los casos antes descritos. Pero, para bien o para mal, con reconocimiento social o no, cada una de ellas ha generado su propia dinámica, ha construido su historia y definido su camino en función de sus necesidades, capacidades, dinámicas internas y escenarios.

Entre las preguntas que se han realizado por años en diversas instituciones educativas del diseño se incluyen algunas como: ¿Qué es más importante, el arte, la ciencia o la tecnología? ¿A quién debe servir el diseñador, a la sociedad o al individuo? ¿Qué es más necesario, el desarrollo de competencias técnicas o la capacidad crítica y reflexiva? ¿Qué determina la capacidad para diseñar, el método o la creatividad? Estas cuestiones de alguna manera han sido concurrentes en distintas instituciones educativas del diseño y han incidido también, en la institucionalidad de la Facultad de Arquitectura de San Carlos, a lo largo de más de 60 años.

Marco filosófico institucional

Para Guatemala, el planteamiento fundamental del diseño fue esbozado, desde mediados de los años 50 por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos, la cual durante su proceso histórico ha estado sometida a diversas variaciones en su concepción como institución.[25] El fenómeno también ha afectado a la carrera de diseño gráfico en diferentes momentos.[26] Desde su fundación la facultad ha pasado por varios procesos de cambio que modificaron sus planes de estudios; estos cambios han tenido distintos enfoques y visiones según situaciones del contexto y de los actores que estuvieron presentes e intervinieron activamente en las transformaciones institucionales. [27]

Los lineamientos de la Facultad de Arquitectura se enmarcan en la filosofía de la Universidad de San Carlos de Guatemala cuyo fin fundamental es elevar el nivel espiritual de los habitantes de la República, promoviendo, conservando, difundiendo y transmitiendo la cultura y el saber científico.[28] De igual manera, la universidad está instruida para colaborar en el estudio de los problemas nacionales que merezcan su consideración y en otros que le sean requeridos. [29]

El marco filosófico de la Reforma Universitaria resalta que la Universidad buscará constantemente encaminarse hacia la excelencia académica en una formación integral con sólidos valores éticos, sensibilidad humana, compromiso social y ambiental, con el objeto de actuar en la solución de los problemas nacionales y mejorar el nivel de vida de todos los guatemaltecos a nivel individual y colectivamente. La educación superior debe, además, proyectarse a toda la sociedad tomando en cuenta el contexto pluricultural, multilingüe y multiétnico, procurando una Universidad extramuros, democrática, creativa y propositiva, que fortalezca su legitimidad, identidad y memoria histórica. [30]

La misión de la Facultad de Arquitectura establece que:

Es la unidad académica, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, responsable de ordenar y producir conocimientos, formar profesionales creativos en el campo de la arquitectura, el diseño visual y especialidades, con principios éticos, comprometidos y competentes, con responsabilidad en la sostenibilidad ambiental, para proponer soluciones a los problemas de la sociedad en su ámbito; desempeñándose en el campo laboral con excelencia y disciplina por el bien de la cultura, el ambiente y el mejoramiento de planificación, organización, desarrollo espacial y comunicación visual.[31]

Se indica la intención de formar profesionales creativos, éticos y comprometidos, se observa la relevancia que se da al tema ambiental, también se identifica con los postulados universitarios orientados a proponer soluciones a los problemas sociales. La visión identifica lo que esperan que la facultad alcance:

Ser una institución líder en la formación de profesionales creativos y éticos en los campos de la arquitectura, el diseño visual, especialidades y otros que demande la sociedad guatemalteca, con las competencias y principios de responsabilidad en la sostenibilidad ambiental. Con programas académicos acreditados internacionalmente por su actualización, calidad y excelencia. Con capacidad de proponer soluciones para los problemas nacionales dentro de su ámbito y brindar una respuesta eficaz a los requerimientos del mercado laboral. Con un gobierno democrático, una administración efectiva y con capacidad de gestión y condiciones adecuadas de infraestructura, financiamiento y recursos tecnológicos. [32]

Puede observarse que existe la disposición para impulsar la formación de profesionales creativos. Se resalta el enfoque en la sostenibilidad ambiental, la intencionalidad de mantener una orientación a la acreditación internacional y la permanencia de atención a la solución de la problemática nacional. Un nuevo elemento se incluye con la pretensión de dar respuesta a los requerimientos del mercado laboral. Esto demanda generar fundamentos que propicien el emprendimiento y la innovación para facilitar que el egresado logre relacionarse efectivamente con el medio laboral. Para ello, se necesita de la creatividad. Se observa que, si bien se incluyen elementos significativos, estos no se han logrado traducir plenamente al plan de estudios. Se pudo identificar que la imagen-objetivo planteada mantiene la esencia del Pensum 95:

Se proyecta la formación de un profesional en el campo de la Arquitectura que pueda desenvolverse con eficiencia y eficacia tanto en lo profesional general como en las actividades donde se apliquen los conocimientos y habilidades obtenidas por medio de las líneas de énfasis, que sea lo suficientemente creativo y preparado para enfrentar las problemática actual y futura de la arquitectura con una visión estratégica en relación a su contexto social, cultural, tecnológico y ambiental, para que contribuya de esta forma al logro de las finalidades, objetivos y políticas tanto de la Universidad de San Carlos de Guatemala, como de la Facultad de Arquitectura. [33]

Al hacer la comparación, se observa que, en ambos postulados, 1995 y 2002, se persigue: “…la formación de un profesional en el campo de la arquitectura que pueda desenvolverse con eficiencia y eficacia”. Es decir que sea capaz de usar los recursos de la mejor manera posible y obtener los resultados previstos. Se mantiene también el tema de la creatividad en la siguiente frase: “…que sea lo suficientemente creativo y preparado para enfrentar la problemática actual y futura de la arquitectura…” Según se desprende de lo anterior la creatividad debiera orientarse en el desarrollo del pensum y debería estimularse para fortalecer la capacidad de resolver problemas. La proposición concluye: “…con una visión estratégica en relación con su contexto social, cultural, tecnológico y ambiental, para que contribuya de esta forma al logro de las finalidades, objetivos y políticas tanto de la universidad de San Carlos de Guatemala como de la Facultad de Arquitectura.” [34]

Para el caso de la carrera de diseño gráfico se mantienen vigentes los criterios establecidos por las competencias expresadas en el perfil de egreso del Pensum 2011[35]:

Las competencias genéricas indican que el estudiante al finalizar la carrera: Resuelve problemas con base en la investigación, el análisis y la síntesis. Se comunica de manera efectiva a nivel individual y social mediante distintos lenguajes. Se integra activa y efectivamente al trabajo en equipo. Aplica valores adaptados a su profesión, contexto y cultura. Responde proactivamente a demandas y situaciones en el ámbito de su profesión. Organiza y planificar proyectos de su especialidad en forma efectiva. Desarrolla habilidades de liderazgo a nivel gremial y empresarial. Se actualiza constantemente con la tecnología y los conocimientos de la sociedad del siglo XXI. Se apropia del conocimiento y lo aplica eficientemente en el ámbito de su profesión. Y posee la responsabilidad, la ética y el profesionalismo en sus actividades de acuerdo con los valores del medio. 

Debe observarse la relevancia que se da al trabajo en equipo, al liderazgo, los proyectos y al factor empresarial.  También es notable la importancia de la actualización tecnológica y el desarrollo de una comunicación efectiva. A nivel contextual se enfoca en los valores aplicados al contexto y cultura.

Por otra parte, las competencias específicas de la carrera son más concretas y definen que el estudiante al egresar: Utilizará de manera efectiva tecnología actualizada aplicada al diseño y fundamentará sus diseños de manera consistente con base en las teorías aplicadas a la comunicación visual. Generará propuestas de diseño con creatividad, eficacia y pertinencia al contexto en el que se desenvuelve. Gestionará de manera efectiva todas las etapas del proceso de diseño en el marco de una relación de trabajo. Utilizará efectivamente el lenguaje visual con fines de comunicación, así como aplicará diversas técnicas de expresión gráfica. En esta descripción se puede observar la claridad de los planteamientos expresados para la carrera de diseño gráfico en la que resaltan la creatividad, la comunicación efectiva, la capacidad de gestión, el uso de la tecnología y la orientación de fundamentar sus diseños con bases teóricas y en función del contexto.

En el 2017 se definieron las Políticas de la Facultad de Arquitectura.[36]  En estas se especifica el pensamiento y los criterios de acción que orientarían a la FARUSAC. En la Política académica se indica que La Facultad dirige su accionar docente sobre sólidos preceptos teóricos, científicos y sociales y se orienta a que el egresado pueda lograr una inserción efectiva en un contexto en permanentes cambios sociales, teóricos, técnicos y científicos. La política de investigación establece que La Facultad impulsa de forma sistemática y estratégica una investigación científica, pura y aplicada sustentada en la objetividad, la consistencia, la rigurosidad y la validez de los estudios y proyectos en sus áreas de acción, que a la vez propician la creatividad, la innovación y el emprendimiento. La investigación requiere mantener una relación estratégica de vinculación con el contexto para resolver de manera fundamentada y oportuna, los requerimientos sociales e institucionales correspondientes a las distintas áreas de la facultad. La política de extensión y vinculación estratégica dará prioridad a toda acción de proyección y servicio de la Facultad de Arquitectura hacia el desarrollo de la sociedad guatemalteca y al fortalecimiento de la formación, la creatividad y el emprendimiento del futuro egresado. La política administrativa señala que se orienta a mejorar la atención hacia el estudiante y el docente y se constituye en un apoyo para fortalecer la creatividad, los valores sociales y éticos, hacer efectiva la labor académica y propiciar el desarrollo integral de la facultad. En cuanto a la política integral se plantea el desarrollo de una cultura organizacional de excelencia, creatividad, equidad y solidaridad. Que busca promover las actitudes positivas y propiciar la tolerancia, la solidaridad, la motivación a la participación, la creatividad y el deseo de servir a los demás. Y favorecer el desarrollo de valores éticos, la sensibilidad humana y el compromiso social, ambiental y cultural.

En los preceptos anteriores se define la filosofía institucional. No obstante, no debe olvidarse que durante el tiempo de existencia que tiene la facultad, varios enfoques han orientado su proceso educativo. La discrepancia principal entre los distintos momentos de desarrollo institucional de la facultad ha estado en el énfasis de las orientaciones de cada período, pero en ninguno se ha contrariado la filosofía universitaria. Sin embargo, en algunas etapas se han priorizado las variables éticas y estéticas, en otros la fundamentación teórica, la responsabilidad social, la capacidad técnica o la racionalidad estratégica.  Finalmente se ha hecho parte del pensamiento transversal la conservación del ambiente, el respeto a las diferencias, el fortalecimiento de la paz y los derechos humanos.

Las diferentes posturas no siempre han coincidido con los grandes movimientos o tendencias a nivel mundial o regional, pero si han podido ser influidos por estos, incluso en forma tardía. No puede dejar de hacerse la observación de que los períodos de los cambios en los enfoques y modelos de enseñanza generalmente han sido coincidentes con los cambios de dirección efectiva en la conducción de la facultad, pero que esos criterios no deberían alejarse de la base filosófica que orienta la Universidad de San Carlos de Guatemala.

 



[1] Seymour Sarason, El predecible fracaso de la reforma educativa. (Barcelona: Octaedro. 2003), 35

[2] Byron Rabe,  “Un modelo de desarrollo institucional aplicado a la facultad de arquitectura.”  (Tesis de Maestría en Administración Pública.  Instituto Nacional de Administración Pública / Universidad de San Carlos de Guatemala. 1988), 14.

[3] Marris, Peter. Loss and change. (New York: Anchor Press/Doubleday, 1975), 51.  Citado por Joseph Blasé, en “Las micropolíticas del cambio educativo.” Profesorado, Revista de currículum y formación del profesorado, 6 (1–2), (2002):4. http://dialnet.unirioja.es/revista/1066/V/6

[4] Universidad de San Carlos de Guatemala, Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria. (USAC. 2015), 42.

[6] Bernhard Bürdek, Diseño. Historia, teoría y práctica del diseño industrial. (Barcelona: Gustavo Gili, 2002), 28.

[7] Lo que mas adelante, Gui Bonsiepe relacionaría con lo pre científico.

[8] Bürdek, Diseño, 30

[9]  Victor Margolín, “Los estudios de diseño y la educación de diseñadores.”  Elisava TdD 6. (1991): 1.

[10] Bürdek, Diseño, 28

[11] Bürdek, Diseño, 33.

[12] Tomás Maldonado, “Nuevos desarrollos en la industria en la formación del diseñador de productos”, en Ulm 2, (octubre de 1958): 31

[13] Bürdek, Diseño, 39

[14] Margolin, estudios de diseño, 3

[15] Gui Bonsiepe, El diseño en la periferia, (México: Ediciones Gustavo Gili, 1985), 122.

[16] Margolin, estudios de diseño, 3.

[17] Margolin, estudios de diseño, 10.

[18] El proyecto Tuning fue subvencionado por la Comisión Europea dentro del marco del Programa Alfa.

[19] Proyecto Tuning, América Latina: Reflexiones y perspectivas de la Educación Superior en América Latina. Informe final América Latina 2004-2007, (Bilbao: Universidad de Deusto, 2008), 15.

[20] Proyecto Tuning, América Latina. Educación Superior en América Latina: reflexiones y perspectivas en Arquitectura. (Bilbao: Universidad de Deusto, 2013), 18.

[21] Ibid, Proyecto Tuning, América Latina. 19.

[22] Tuning. Arquitectura, 35-36.

[23] Ver Creative & Transdisciplinary Thinking.  Intermediate Report Workteam 15, march 2013.  The Restructuring of the Higher Education for the 21st cent in the Expanded Field of Architecture, Design & Urbanism

[24] Este proceso se apoya en métodos de investigación experimental acordes a cada caso de estudio, sustentadas en principios de sostenibilidad, de manera que se pueda obtener más con menos recursos, es decir de manera inteligente y eficiente.  Los docentes y estudiantes integran equipos de trabajo fundamentados en la investigación en el diseño y orientados al pensamiento creativo.

[25] Estas etapas se explican en: Byron Rabe, “Un acercamiento a los cambios paradigmáticos en las visiones curriculares de la Facultad de Arquitectura de USAC”. Avance, Vol. 9, No. 2 (2016): 22-37

[26] Ver Revista 25 años de Diseño Gráfico. página 4. Disponible en https://es.slideshare.net/byronrabe/revista-25-aos-de-diseo-grfico-usac

[27] Byron Rabe, “Un acercamiento a los cambios paradigmáticos,  22-37

[28] Artículo 2. Decreto Número 325.  Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos de Guatemala. 28 de enero de 1947

[29] Artículo 3.  Estatuto de la Universidad de San Carlos de Guatemala (nacional y autónoma)

[30] Universidad de San Carlos de Guatemala, Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria. (USAC. 2015), 27.

[31] Facultad de Arquitectura, Manual de Organización, Funciones y Normativos de la Facultad de Arquitectura.  (Universidad de San Carlos de Guatemala: Facultad de Arquitectura, 2015), 17.

[32] Ibid. Manual de organización, 6

[33] Facultad  de Arquitectura, Plan de Estudios 2002, Licenciatura en Arquitectura (Universidad de San Carlos de Guatemala. Noviembre de 2006), 17

[34] Facultad  de Arquitectura, Propuesta Pensum 1995, Programa de readecuación curricular, (Universidad de San Carlos de Guatemala. Octubre de 1994), 4

[35] Facultad  de Arquitectura, Informe de Autoestudio, Licenciatura en Arquitectura (Universidad de San Carlos de Guatemala. julio de 2018), 31

[36] Inciso 1.3, Acta 12-2017 de sesión de junta directiva de la Facultad de Arquitectura del 6 de junio de 2017.