Serie:
Epistemología, filosofía y Diseño 4 [1]
Surgieron
otras reflexiones críticas hacia las formas tradicionales de la epistemología,
entre ellas las visiones de Tomas Kuhn[2] con su
revolución paradigmática en La estructura de las revoluciones científicas
publicada en 1962; la polémica tesis de Paul Karl Feyerabend[3] con su
visión contra el método publicada en 1970 y, cinco años más tarde en el Tratado
contra el método y, la postura de Richard Rorty,[4] que se
acerca al pensamiento posmoderno en torno al principio de utilidad desprovisto
de cualquier fundamento metafísico, con una clara crítica a la tradición
epistemológica moderna. Revisemos algunos de estos criterios.
Es
muy conocida y referenciada la teoría de cambios paradigmáticos planteada por
Thomas Kuhn (1922-1996). Para Kuhn[5] la
historia se encuentra marcada por largos períodos de refinamiento estable, que
llama ciencia normal. Estos períodos se ven interrumpidos por cambios bruscos,
que denomina revoluciones científicas. La ciencia normal se inicia con un
logro, que se traduce en una teoría que explica por primera vez en la historia
del tema, algún hecho o evento. Los períodos de investigación normal se
caracterizan por sus marcadas tendencias conservadoras, en las cuales se
reconoce el trabajo no tanto por su originalidad sino por su aporte a la
confirmación del paradigma dominante. Cuando un nuevo suceso o proceso
científico logra posicionarse, la comunidad científica asume la posibilidad de
abandonar el antiguo paradigma y se abre a la ciencia extraordinaria. Es en
este momento cuando se da el salto paradigmático que, consecuentemente, da
origen a un nuevo paradigma que presenta nuevas formas de ver las cosas. En la
mayoría de los casos, las teorías anteriores pasan a formar parte de la
historia de la ciencia.[6] Es
interesante señalar que Kuhn, al contrario de Popper, considera que la ciencia
no crece a través de la acumulación de conocimientos, sino por el derrocamiento
revolucionario de una teoría aceptada que es reemplazada por otra mejor.
En
el tema de la ciencia, los teóricos han tenido momentos de seguimiento por
parte de discípulos y otros científicos y momentos en que esas teorías han sido
criticadas incluso por sus mismos seguidores. Lakatos (1922-1974) plantea:
En el seno de un
programa de investigación, una teoría solo puede ser desplazada por otra teoría
mejor; esto es, por una que tenga un exceso de contenido empírico con relación
a sus predecesoras, parte del cual resulta posteriormente confirmado. Y para
que se produzca la sustitución de una teoría por otra, ni siquiera es necesario
que la primera haya sido “refutada” en el sentido Popperiano del término. Por
tanto, el progreso se caracteriza por incidencias verificadoras de un exceso de
contenido en lugar de incidencias refutadoras; la “falsación” empírica y el
rechazo real se convierten en actos independientes.[7]
Lakatos
refuta tanto a Popper como a Kuhn. En contra de Popper, la metodología de los
programas de investigación no ofrece racionalidad instantánea, y, por el otro,
Kuhn se equivoca por pensar que las revoluciones científicas son un cambio repentino
e irracional de un punto de vista. Para Lakatos más que cambios paradigmáticos,
lo que sucede es que los programas de investigación progresivos sustituyen a
los regresivos.[8]
En
medio de una crisis epistemológica que se ve acentuada conforme avanza el siglo
XX, el austríaco Paul Feyerabend (1924-1994) en su Tratado contra el método,[9]
publicado por primera vez en 1974, expone que el objeto de una ciencia es el
que determina el método apropiado, que no existen principios universales de
racionalidad científica porque el conocimiento siempre es peculiar y diferente
y no sigue un camino prefijado. Defiende el valor de inconsistencia y la
anarquía en la ciencia, de las cuales ha derivado la ciencia todas sus
características positivas, sostiene que una combinación de crítica y tolerancia
de las inconsistencias y anomalías, al igual que la absoluta libertad son los
mejores ingredientes de una ciencia productiva y creativa. Considera que no hay
una sola regla que no sea infringida en una ocasión u otra. Por consiguiente,
no tiene sentido formular criterios rígidos a seguir o definir qué teorías o
métodos utilizar. Para Feyerabend:
La idea de un método
que contenga principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorios que
rijan el quehacer científico tropieza con dificultades considerables al ser
confrontada con los resultados de la investigación histórica. Descubrimos
entonces, que no hay una sola regla, por plausible que sea, y por firmemente
basada que esté en la epistemología, que no sea infringida en una ocasión u
otra.[10]
El
polémico Tratado contra el método termina con la idea de que un método fijo, o
de una teoría fija de la racionalidad, descansa en una imagen demasiado simple
del hombre y sus circunstancias sociales. Feyerabend expresa que solo hay un
principio que puede defenderse en todas las circunstancias y en todas las
etapas del desarrollo humano. Este principio es: todo se vale. Feyerabend
postula y defiende el libre acceso del individuo a todas las opciones posibles
(tradicionales o contemporáneas, absurdas o racionales, emotivas o
intelectuales) para alcanzar el conocimiento.[11]
[1] El
contenido de los textos de esta serie ha sido adaptado de: Byron Rabe.
“Análisis de las bases epistemológicas e institucionales en la enseñanza del
diseño y la creatividad”. (Tesis doctoral. Universidad de San Carlos de
Guatemala, 2017)
[2] Tomás Kuhn. La
Estructura de la Revoluciones Científicas. (México: Fondo de Cultura Económica,
2004).
[3] Paul
Feyerabend. Tratado contra el método. Esquema de una teoría anarquista del
conocimiento. (Madrid: Tecnos S. A. 1986).
[4] Richard Rorty. La
filosofía como espejo de la naturaleza. (Madrid: Cátedra, 1989).
[5] Kuhn, Estructura,
68-79.
[6] Kuhn, Estructura,
233-236.
[7] Imre Lakatos. La
metodología de los programas de investigación científica. (Madrid: Alianza
Universidad,1989), 147.
[8] Ibid, 16.
[9] Paul Feyerabend.
Tratado contra el método, (Madrid: Tecnos S. A. 2007).
[10] Feyerabend, Tratado
contra el método, 7.
[11] Ruy Pérez Tamayo. ¿Existe el método científico?: Historia y realidad,
(México: Fondo de Cultura Económica, 1998) 168.
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