Serie:
Epistemología, filosofía y Diseño 3 [1]
Tevny
Grajales comenta que otros pensadores como William James tergiversaron las
ideas de Peirce al afirmar que la verdad es el nombre de cualquiera cosa que
pruebe ser buena en dirección a nuestra creencia. “Lo que significa que no
interesa la verdad sino lo que creemos que es la verdad”.[2] También
señala que James y Dewey adoptan una visión humanística de la verdad que
concluye en que el conocimiento es un constructo humano y social por lo que es
posible conocer sin contar con criterios trascendentales. Y que, por el contrario,
Peirce introdujo una dimensión metafísica en el pragmaticismismo[3] y
sostuvo que la búsqueda del conocimiento es una forma de asociación libre o pensamiento creativo que emula la mente
divina. Para Peirce, el conocimiento es acumulativo y auto correctivo. Peirce,
en ese entonces, ya estaba revisando una de las discusiones que tomarían mayor
auge en la segunda mitad del siglo XX, la relativa al objetivismo y el
subjetivismo.
En los años veinte del siglo XX, surge el Círculo de
Viena, que define el análisis lógico como método de la ciencia sobre la base de
la eliminación de cualquier referencia a la metafísica, ya que no se puede
llegar al conocimiento de aquello que esté más allá de la experiencia. Se
define una clarificación de conceptos basados en el empirismo, que se
fundamenta en los datos sensoriales que, además, sirven de demarcación de la
ciencia. El círculo consolida el positivismo lógico que se ocupará de desarrollar
la lógica matemática aplicada a las distintas áreas de la ciencia.[4]
Por lo que abarcaban campos de estudio como el método, el lenguaje científico,
las teorías y los hechos, los conceptos y las leyes, la predicción y la
explicación, todo dentro la racionalidad científica.[5]
Karl
Popper (1902-1994), en su obra escrita en 1934, La lógica de la investigación
científica,[6]
expone que el criterio empírico del neopositivismo del Círculo de Viena no se
sostenía, ya que entonces la ciencia tampoco tendría significado. Popper
insistió en que el desarrollo de la ciencia es indiscutible, para él era
esencial el carácter racional y empírico del conocimiento científico, puesto
que si dejara de desarrollarse perdería ese carácter. Planteó una epistemología
sin sujeto cognoscente, en la que el conocimiento nace de los problemas y no de
la verificabilidad de los hechos empíricos. Popper consideraba el progreso
científico como el repetido derrocamiento de teorías científicas y su reemplazo
por otras mejores o más satisfactorias. La tradición filosófica en la que se
sitúa Popper se enmarca en el racionalismo crítico, en el que la discusión
crítica es el camino para ampliar el conocimiento, que siempre será conjetural
o hipotético.[7]
Si bien el positivismo logra conectar las visiones
racionalistas y empíricas, su preponderancia durante el siglo XX, fue duramente
criticada por la tendencia a transformar la complejidad sociocultural en datos
e información posible de estandarizar por medio de procesos y análisis
estadísticos de los fenómenos sociales.
A
raíz de las críticas al positivismo, se fue haciendo más evidente la
reinterpretación del dualismo clásico entre objetivismo y subjetivismo. Bourdieu
(1930-2002) se refiere a este dualismo de la siguiente manera: “de todas las
oposiciones que dividen artificialmente a la ciencia social, la fundamental y
la más ruinosa es aquella que se establece entre el subjetivismo y el
objetivismo”.[8]
Los
objetivistas explican los fenómenos con base en datos concretos; su interés
central está en la formulación de leyes universales mediante la búsqueda de
causas y efectos. La visión objetivista se representa por las tendencias
positivistas, ya que se vale del dato que se puede demostrar. Dentro de estas
posturas, pierde relevancia el sujeto cognoscitivo debido a que el mundo está
regido por leyes y por tanto no puede controlar los fenómenos. En el otro
extremo, se encuentran las visiones subjetivistas que pretenden una comprensión
del fenómeno social, dando a lo subjetivo el valor principal como fuente de
información. Antes de generar leyes o postulados, buscan describir y comprender
los escenarios y fenómenos particulares. Este dualismo ha tenido una
construcción histórica de gran incidencia en los métodos del conocimiento
contemporáneo. El objetivismo y el subjetivismo contribuyen a explicar la
principal dualidad actual en materia epistemológica: el positivismo y la
fenomenología.[9]
[1] El
contenido de los textos de esta serie ha sido adaptado de: Byron Rabe.
“Análisis de las bases epistemológicas e institucionales en la enseñanza del
diseño y la creatividad”. (Tesis doctoral. Universidad de San Carlos de
Guatemala, 2017)
[2] Tevni
Grajales, “La cosmovisión”, 5.
[3] Término que el mismo
Peirce asigna al Pragmatismo para diferenciarlo de las ideas de James y Dewey.
[4] Si bien los
positivistas lógicos aceptaban la separación entre la filosofía y la ciencia,
redujeron la epistemología a cuestiones de la lógica interna de los elementos
que componen las teorías científicas usando el método de análisis lógico.
[5] Jiménez, Epistemología,
86-90.
[6] Karl Popper, La lógica
de la investigación científica, (Madrid: Tecnos, 1980).
[7] Jiménez, Epistemología,
113.
[8] Pierre Bourdieu, El
sentido práctico, (Buenos Aires: Siglo XXI, 2007), 43.
[9] La fenomenología no
sólo se limita a la intuición del mundo perceptual sino que acepta varias
formas de concebir la realidad. Entiende que cada objetividad se muestra de
distinto modo en cada conciencia, en función del propio ser o esencia. Por eso
entiende que las cosas físicas pueden hacerse presentes de diversos modos, ya
sea como objetos matemáticos, como leyes lógicas, como valores estéticos o
éticos y también como vivencias.
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