domingo, 11 de septiembre de 2016

LA INCERTIDUMBRE DE LA REFORMA UNIVERSITARIA


Disertación presentada en el Diplomado: Reforma del Estado y Reforma Universitaria, 
en el Museo de la Universidad de San Carlos de Guatemala el 10 de septiembre de 2016.

INTRODUCCIÓN
Seis años. Además de ser el tiempo medio para una carrera universitaria, es también el período que ha consumido este último proceso de reforma.
Einstein decía que no todo el mundo siente el flujo del tiempo de la misma manera.  Para algunos de los que hemos estado involucrado en este y otros procesos de reforma este ha sido un prolongado lapso.  Sin embargo, para otros no. Algunos argumentan que procesos anteriores llevaron entre 8 y 10 años y no obtuvieron cambios de fondo.  Y es cierto.  Además se cuestiona: ¿qué son seis años para una universidad que tiene 340 años de fundación?  Hay que darle tiempo al tiempo, hay que ser prudentes.  Pero traigo a colación la frase del poeta francés Jean-Arthur Rimbaud “Con tanta prudencia, se me ha escapado la vida.” 
La realidad es que el tiempo siempre nos cobra la factura y es, además, un recurso que no puede recuperarse.
De los que iniciaron el proceso en los primeros años, algunos se han graduado, otros se han jubilado, otros dejaron sus cargos, otros más consiguieron trabajo; algunos, se cansaron, se desesperaron o simplemente… dejaron de creer.
La buena noticia es que hay un grupo que permanece. Es un grupo multisectorial que nadie mira, pero que sigue permanentemente empujando el proceso tratando de lograr resultados.  Que a pesar de las dificultades, tiene la consciencia de que la universidad necesita un verdadero y profundo cambio.
Y si bien, el logro mas significativo obtenido hasta ahora ha sido consensuar y formular una metodología y un modelo organizativo; en esta exposición no se pretende explicar este modelo.  Lo que se persigue es compartir algunas reflexiones críticas sobre nuestra realidad universitaria y sobre la gran responsabilidad que tenemos de formar una universidad que contribuya a transformar la sociedad guatemalteca. Lo que, indudablemente, demanda un proceso de redefinición de la acción académica, política y administrativa de nuestra casa de estudios. Es decir una verdadera y profunda Reforma Universitaria.
ANTECEDENTES
Para nadie es secreto la cantidad de artículos y reportajes a favor o en contra de la Reforma Universitaria.  También se ven comentarios en las redes, algunos demandando una Reforma, otros criticando el proceso, otros más, señalando a la USAC.  Esto es normal para una institución pública y también para un proceso que genera incertidumbre, pero que sobre todo podría modificar un viejo paradigma académico y político.
Pero los comentarios no han nacido de la nada ni están al margen de los complejos sucesos que vive el país. El papel histórico de la Universidad, como institución de gran trascendencia nacional, mantiene la atención de los distintos sectores sociales, económicos y políticos.  Además el importante rol que tuvo en el movimiento de 2015 que llevó a la caída del gobierno y que afectó muchos centros de poder, aunado a las propuestas de Reforma del Estado que lideró esta institución, tuvieron su impacto y por supuesto, tienen consecuencias.  
La universidad recuperó presencia y es ahora un mayor foco de atención y la reforma universitaria es un tema público. Incluso el Congreso de la República, recientemente cuestionó los pocos avances y sugirió poner un plazo a la Reforma Universitaria.  
Un plazo a la reforma.  Ojalá fuera tan fácil. Este proceso inició hace muchos años y aunque quisiéramos, no podría institucionalizarse de un plumazo. Si se tienen dudas al respecto, revisemos los siguientes antecedentes:
Hay un documento que dice: “El Doctor Nery Castañeda propone se integre una comisión de expertos para que se estudien las circunstancias de la Universidad de San Carlos de Guatemala y proponga un gran plan de reformas”. El tema está incluido en el Punto 6º del Acta No. 508 de sesión celebrada el 11 de febrero de 1955.
Tiempo después, el CSU luego de una amplia discusión sobre los alcances y manera de realizar una Reforma Universitaria, resolvió: 1. Integrar una comisión para que fije el concepto y los objetivos de la Reforma Universitaria y seleccione los temas que formarían los estudios de dicha reforma (…) luego siguen otros puntos referidos al asunto. Pero hay una nota al final:  El Dr. Otto Guzmán pidió que se consignara que: “Deja constancia de lo importante de este paso en la vida universitaria y que es un inicio trascendental para la universidad y el país.  Formula los deseos de que este impulso no se interrumpa y llegue a realidades”.  Lo interesante es que esto está contenido en el Punto segundo del Acta 886, del 20 de febrero de 1965. 10 años exactos después del Acuerdo mencionado de 1955.
Entre 1970 y 1978 se dio un primer movimiento que obtendría algunos resultados significativos.  Sus objetivos se orientaron a regionalizar la educación superior, a impulsar programas de extensión y proyección social y a la ya conocida lucha por la asignación del 5% del presupuesto ordinario del Estado. Los principales logros obtenidos fueron la creación de los Centros Regionales, de las escuelas no facultativas y del Programa de Ejercicio Profesional Supervisado.  Pero entre 1978 y 1984, la violencia política se agudizó. Se vivió una clara represión contra profesores y estudiantes y se usó nuevamente, como chantaje en contra de la USAC, la asignación presupuestaria del 5%.  Puede entenderse que el proceso de reforma quedara relegado.
Sin embargo, en 1985 hubo una transformación sustantiva originada con la modificación de la Constitución Política de la República de Guatemala. Se eliminó el carácter rector de la educación superior que tenía la USAC. Pero a cambio era la única universidad en el mundo con capacidad de iniciativa de ley (Art. 174).  A ello se agregan otras modificaciones que afectarían su función académica y que le abrirían la participación en la política institucional; por ejemplo en la posibilidad de elegir delegados ante la Corte de Constitucionalidad y ante la Junta Monetaria. También podría proponer delegados para las postulaciones de Magistrados de las Salas de Apelaciones, para magistrados ante la Corte Suprema de Justicia, ante el Tribunal Supremo Electoral, ante la comisión de Postulación del ministerio Público, ante la comisión de postulación para la contraloría General de Cuentas, entre otros.
Este cambio, sería el inicio de desmedidas y polémicas participaciones de algunos de los delegados en actos que incidirían en la historia de país y que no reflejarían necesariamente la posición de San Carlos. También se prestarían a procesos eleccionarios que serían influidos por distintos sectores interesados.  Es importante hacer una evaluación sobre los beneficios y repercusiones institucionales que cada una de las representaciones han traído a la universidad, así como los aportes que han dado al desarrollo nacional.
En 1988 varios sucesos llevarían nuevamente a retomar el tema de la reforma universitaria.  Pero en 1989 miembros de la Comisión de análisis y reforma universitaria serían secuestrados y perseguidos y, el proceso se detendría hasta 1992.  Para marzo de 1993 ya se había integrado la Comisión Multisectorial de Reforma Universitaria y, en noviembre de 1995 se realizaría el Primer Congreso Multisectorial de Reforma Universitaria. 
El producto del congreso planteó 63 reformas que fueron enviadas al CSU.  En 1997 se aprobaron algunas de las reformas pero no se tuvo el seguimiento debido y el proceso se disolvió. En total este intento duraría nueve años.
De este proceso puede recuperarse la creación de la Dirección General de Docencia, la concentración de los centros de investigación en la Dirección General de Investigación. A nivel administrativo la recuperación de bienes universitarios, la reglamentación de la actividad comercial, la creación de la Unidad de Cooperación Internacional y los Reglamentos de docencia productiva, entre otras acciones específicas. Pero no se realizaron los esperados cambios de fondo.
El más reciente intento derivaría de un suceso aparentemente aislado: la protesta de un grupo de estudiantes por las modificaciones en la elección de los representantes docentes ante las juntas directivas de las facultades. Una demanda puntual, acompañada de situaciones históricas trascendentales que desembocaría en retomar una necesidad estructural.  La toma de la universidad y los procesos de negociación trajeron a la palestra, de nuevo, la necesidad de la reforma integral.  Y el movimiento estudiantil iniciado en el 2010 retomaría el tema de la Reforma Universitaria.  
Como producto, en medio de un accidentado proceso, se conciliarían las bases metodológicas, que serían aprobadas por el Consejo Superior Universitario en febrero de 2015. La aprobación de la metodología y las bases organizativas vaticinaban la posibilidad de que una verdadera innovación se comenzara a visualizar, pero el proceso todavía debía superar una serie de barreras burocráticas y administrativas.
Además debía garantizarse la transparencia, el cumplimiento de las propuestas y evitar que el tiempo las diluyera.  En atención a esta necesidad en septiembre de 2015 se dio posesión a la Comisión Consultiva de Seguimiento y Transparencia, CCOST. Esta comisión está integrada por representantes de todos lo sectores que han permanecido y dado seguimiento a este proceso.  La mayoría conoce a fondo la propuesta y tiene un alto nivel de identificación con la reforma.  Está a cargo de velar por la continuidad y transparencia del proceso y en este momento lo conduce.  Pronto lo dejará en manos de los integrantes electos para la Comisión de Reforma Universitaria.
A partir del 5 de febrero de 2016, en que se hizo el lanzamiento oficial de la reforma universitaria, la CCOST ha estado socializando la metodología y persigue generar interés en la participación. Se tiene programado este año dar posesión a la Comisión de Reforma Universitaria CRU, que incluye una amplia representación de todos los sectores universitarios. El proceso de elección será complejo, pero si se cuenta con el apoyo de todas las unidades, debiera estar concluido en 2016 y las fases sustantivas deberían iniciarse en el 2017.
MARCO REFERENCIAL
Sabemos que las relaciones y acciones en la universidad son complejas, los plazos se pierden dentro de la maraña de la burocracia en un tiempo y prioridades relativas. Y si a ello agregamos las situaciones contextuales y el juego de intereses en un medio de múltiples probabilidades, tenemos los resultados diluidos que la historia reclama a anteriores intentos de reforma. 
Las complejidades actuales nos demandan salir del positivismo científico, con sus preceptos de linealidad, con su búsqueda de estabilidad y sus principios deterministas.  El mundo está cambiando permanentemente, es complejo y poco previsible.
El ganador del premio Nobel, Ilya Prigogine, en El fin de las certidumbres establecía que una de las principales conclusiones de la ciencia de la complejidad es que el futuro no está diseñado. También avisaba que estamos a tiempo de influir sobre un futuro incierto.[1]  Pero el futuro no tiene plazos definitivos como tampoco certezas.
Lo que está comprobado es que los intentos de cambio producirán turbulencias, colisiones dramáticas, intentos de monopolización o control.  Sobre todo, si los cambios se mueven en estructuras sociales como las nuestras, que flotan sobre experiencias y dogmas del siglo pasado; y si prevalecen el pesimismo, la incredulidad, las posiciones obstinadas, la resistencia al cambio, los intereses sectarios.
Seymur Sarason en su libro El predecible fracaso de la reforma educativa dice:
Las escuelas y los sistemas escolares son organizaciones políticas en las que el poder es una característica organizativa. Ignorar las relaciones de poder y el sistema existente restará esfuerzos a la reforma. Esto ocurrirá, no porque haya una gran conspiración o una terquedad de mula para resistir al cambio, o porque los educadores simplemente adolezcan de falta de imaginación y creatividad, sino más bien porque reconocer e intentar cambiar las relaciones de poder, especialmente en instituciones tradicionales complejas, es una de las tareas más complicadas que los seres humanos podemos emprender.[2]
Quienes hemos estado en estos procesos sabemos la realidad de este postulado el cual hay que multiplicarlo debido a la gran complejidad de San Carlos.  Sabemos que poner de acuerdo a tantos sectores no será fácil. Llevó cinco años generar un documento sobre la metodología y organización para la reforma.  Y todavía no se tiene la certeza de cuánto más llevará lo que sigue.  Esto dependerá de las propias dinámicas y el sentido de pertenencia que los universitarios tengan hacia la reforma. 
Lo que debe tenerse en cuenta es que ya no estamos en el tiempo de la revolución ideológico destructiva. Tampoco llegamos al fin de la historia como pregonaba Fukuyama tras la caída del comunismo.  El avanzado  fenómeno de la globalización o mundialización, el acelerado desarrollo de la tecnología y los cambios en la forma de percibir la realidad, nos obligan a reconceptualizar las funciones universitarias; se precisa modificar una cultura organizacional acomodada y llevarla a niveles de respuesta en un mundo diferente en condiciones permanentemente cambiantes.
Y este es un tema que tiene que ver con la complejidad que vivimos: Ya no se trata de luchas ideológicas, se trata de conciencia social y de consecuencias humanas, de un interés legítimo en contribuir al desarrollo nacional.  Para ello no hay un sólo camino; hay múltiples vías y oportunidades.  Se trata de construir nuevos paradigmas que sean congruentes con la filosofía de la universidad de San Carlos.
Las nuevas generaciones son parte de una nueva realidad que todos debemos aprender a enfrentar.  Ya no creen en la guerra, las revoluciones armadas o las confrontaciones estériles. Pero demandan cambios y saben que es necesario un nuevo tipo de revolución:
“La revolución del siglo XXI no es guerra o confrontación destructiva, la nueva revolución está en el cambio de pensamiento, en la apertura de mentes y criterios, en la adquisición de conocimientos y habilidades para adaptarnos creativamente a un mundo en permanente cambio.  La verdadera revolución es hacia adentro, solo haciéndonos mejor a nosotros mismos podremos cumplir con nuestro designio de hacer un mundo mejor.”[3]
Todos necesitamos involucrarnos participativamente en los procesos educativos y de proyección que la universidad pueda tener hacia la sociedad.  Necesitamos un cambio de enfoque, pero sobre todo un cambio de actitud para enfrentar las transformaciones que sufre nuestra sociedad en este acelerado siglo.  La educación superior no sólo debe prepararse para enfrentar adecuadamente el fenómeno global sino constituirse en baluarte para conservar y fortalecer los  valores culturales y la identidad de nuestros pueblos. [4]  Una tarea difícil pero no imposible.
La organización que no se renueva, que no es capaz de responder a los tiempos que le corresponde afrontar, corre incluso, el riesgo de desaparecer.  Pero un proceso de evolución sufrirá giros imprevistos que demandan de un pensamiento estratégico que sepa responder a los nuevos requerimientos que vayan surgiendo. Pero cualquier proceso estratégico parte del análisis de la situación y esto demanda de la suficiente madurez para aceptar que tenemos problemas que resolver.  Veamos algunos de los que aparecen en el documento Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria:[5]
PROBLEMÁTICA
Iniciemos con el plano político. Se señala que existe:
“Un sistema político universitario en crisis, formalista, no representativo democráticamente y centralizado; que genera exclusiones, desconfianza, fragmentación e injerencia de grupos externos de poder.”  A ello se agrega que “La Universidad ha aplicado mecanismos de tercerización de servicios, medidas privatizadoras, priorización de intereses económicos individuales y corporativos, fomento a la fragmentación y división de entidades de defensa de derechos colectivos y otras.”
Se considera que el gobierno universitario y su estructura de funcionamiento es: “obsoleto, no ha logrado establecer el carácter democrático, participativo, representativo y equitativo que debe regir entre todos los sectores que conforman la comunidad universitaria.”  
El sistema de planificación está desintegrado y ausente en algunas unidades académicas, no obedece a procesos previamente definidos y carece de sistemas de previsión, seguimiento y evaluación efectivos. 
También se afirma que “la administración universitaria ha sido desbordada por las demandas del crecimiento demográfico. Que se irrespetan las normativas internas de la Universidad y que los procesos y procedimientos son deficientes y burocráticos.”
Se agrega que “existe un sistema administrativo-financiero burocrático, centralizado, arbitrario e inequitativo” (…) “ además, del manejo discrecional e ineficiente de los recursos financieros, con mecanismos que dificultan su uso y fiscalización transparente.”
En cuanto a la administración Jurídico Legal “la Universidad no ha modernizado sus estructuras para abordar la crisis que se presenta con los adelantos en esa área; (…) Además, la administración se ha orientado a la distorsión de procesos políticos y jurídicos en detrimento del desarrollo integral de la universidad en donde las leyes, reglamentos y normas, en lo académico y administrativo no responden al modelo deseado de universidad.”
En el plano académico “se evidencia la ausencia de un modelo de educación superior integral, sobre la base de un proyecto académico explícito, que defina la posición institucional y que oriente el quehacer de las unidades académicas. Esta ausencia ha generado prácticas incongruentes y desarticuladas de la investigación, la docencia y la extensión; además de una fragmentación y jerarquización política académica entre Facultades, Escuelas no Facultativas y Centros Universitarios.
Para el tema específico de la docencia se plantea que hay unidades académicas que carecen de políticas institucionales de formación y actualización docente. Adicionalmente en algunos casos hay deficiencias de conocimientos, así como debilidades en las prácticas éticas, andragógicas, pedagógicas y didácticas del personal académico responsable del sistema educativo superior.
Se señala a que hay casos en que la extensión se encuentra desvinculada de los avances de la ciencia, de la tecnología, de las humanidades y de la memoria histórica, así como de las aspiraciones y aportes de la sociedad guatemalteca. Y que esto limita las respuestas efectivas al desarrollo del país. Esto sumado a la ausencia de políticas institucionales efectivas, que aglutinen los esfuerzos en las instancias del Estado donde la Universidad tiene representaciones, dan como consecuencia limitada participación e incumplimiento en la búsqueda de propuestas de solución a la problemática nacional.
En cuanto a la investigación se desarrolla con limitaciones académicas, políticas y financieras y no siempre se traduce en la generación de conocimientos, explicaciones teóricas y propuestas que influyan en la definición de acciones y estrategias que contribuyan con impacto, a la solución de los problemas nacionales y el fortalecimiento académico.
El análisis incluye también el plano ético.  Se asevera que existe una crisis institucional de naturaleza moral y ética, que expresa una imagen negativa de la Universidad y una insuficiente contribución al país. Incluso se plantea que hay casos extremos de autoritarismo, de clientelismo, de nepotismo y de servilismo. También se señala la existencia de dogmas, mediocridad, corrupción, usurpación de funciones, violación de los estatutos internos universitarios y el aprovechamiento de los cargos para fines personales y sectarios, y se concluye con el rechazo a la crítica.
Pero el plano ético no sólo se refiere a la administración, también abarca los otros sectores. Por ejemplo, el movimiento estudiantil se encuentra en crisis derivada de la problemática social, económica y política del país.  Algunos se han plegado a actos de corrupción e ilícitos promovidos por autoridades, profesores y estudiantes inescrupulosos de diversas unidades académicas.  Se conoce que miembros de la comunidad universitaria han sido silenciados y en algunos casos han sido indolentes ante los problemas universitarios y nacionales, que se enmarcan dentro de una sociedad de consumo que aliena y desvaloriza a la persona humana.  El informe concluye que “todo ello limita la verdadera participación y desarrollo estudiantil…” 
Si… La universidad tiene serios problemas.  Pero son problemas de todos los universitarios y todos debemos contribuir a sus solución.  Por eso insistimos tanto en la necesidad de una Reforma Universitaria participativa e incluyente.
ALGUNAS REFLEXIONES
Las posibilidades del futuro se encuentran en campos heterogéneos, en donde las pureza académica tradicional de materias o áreas segmentadas ya no tiene cabida.  El nuevo futuro está en la apertura de mentes y en el trabajo integrado para encontrar soluciones multidisciplinarias e interfuncionales que se adapten a las condiciones inciertas a las que nos enfrentamos. [6]
Se requiere más que nunca de la formación del pensamiento crítico, de la acción reflexiva, de la fundamentación abierta y adaptable, pero sobre todo de la capacidad para estimular el pensamiento creativo que lleve a la innovación y a la posibilidad de generar respuestas a momentos y situaciones desconocidas para los futuros profesionales, que sean congruentes con la vertiginosa realidad que nos envuelve.
La administración y la legislación universitaria necesitan actualizarse, modernizarse y flexibilizarse para responder a los nuevos escenarios. Las normas y procedimientos administrativos actuales, limitan a quienes dirigen la Universidad.  Contraen la eficiencia y reducen la eficacia y, por consiguiente, la capacidad de respuesta a las demandas universitarias y nacionales.  Y si a ello agregamos un concepto de autonomía, ahogado dentro de la permanente dependencia de los fondos del Estado, las condiciones se hacen más alarmantes.   Es decir que, para contar con una autonomía total, la universidad no sólo debe tener capacidad para generar recursos adicionales, que le permitan independencia para sobrevivir cuando lleguen las crisis presupuestarias; también  necesita de una fuerte  preparación y una ágil estructura para hacer frente a la incertidumbre que trae el futuro. [7]  
La Extensión en la universidad se perfila con proyectos y programas que repercuten positivamente en la sociedad, es una de las fortalezas de la universidad que se manifiesta no solo por medio de las unidades académicas sino también a nivel institucional. Es importante mantener actualizadas y vigentes las principales áreas de trabajo sobre las cuales puedan irse perfilando proyectos que articulen y orienten las políticas de integración universitaria; así como la revisión y definición de estrategias y acciones que garanticen los recursos financieros destinados a la ejecución de las políticas, programas y proyectos.  Pero sobre todo, el reconocimiento de que la extensión universitaria se constituye en una estrategia que puede generar altos réditos sociales de beneficio directo para las comunidades además de ser una estrategia de desarrollo y formación profesional  muy efectiva.
En cuanto a la enseñanza y el aprendizaje se requiere cambiar pensamientos, aprender a desaprender, generar la habilidad de adaptarse y pensar creativamente para encontrar nuevas respuestas en armonía con una cultura de permanente aprendizaje.  Es necesario, que tanto docentes como estudiantes puedan desarrollar la habilidad para utilizar adecuada y selectivamente los conocimientos; seleccionar de manera reflexiva, crítica y creativa las nuevas herramientas que la tecnología proporciona.  Pero esto debe acompañarse de sólidos valores y actitudes congruentes con lo que somos y debemos ser, y hacer uso de los conocimientos y habilidades para construir nuevas respuestas ante la incertidumbre.
Se requiere profesores que inspiren, que reten, que promuevan. Que conduzcan procesos de crecimiento académico, que estén en capacidad de mejorar el entorno; que se adapten a los cambios de la tecnología; que estén vinculados con el medio de la materia que imparte.  Que tengan la suficiente vitalidad intelectual para investigar permanentemente y mantenerse al día en su área de estudio. Es mas, que su apertura de mente les permita prever o construir un futuro mejor.
La actividad creativa en la investigación y la solución de las necesidades por medio de la extensión no podrán encontrar su mejor nivel si no cuenta con sólidos fundamentos teóricos y científicos generados por la actividad de enseñanza y aprendizaje.  Esto demanda comprender que vivimos en un mundo incierto que no podemos predecir. Que acaso podremos ayudar a construir y, para construirlo de manera efectiva, se requiere de un cambio de visión. 
Corresponde hacer uso de los múltiples recursos que brinda la actualidad para responder a la gran demanda universitaria que existe a nivel nacional, pero también darle a nuestros estudiantes las herramientas para que puedan defenderse ante las nuevas realidades que les tocará vivir.  Si bien no podemos descartar el sentido humano de la educación, tampoco podemos descartar las limitaciones laborales de un futuro incierto. 
Es indiscutible que para lograr el cumplimiento efectivo de los fines de la universidad es fundamental que se fomente y fortalezca una estructura funcional  adaptable a las cambiantes demandas del nuevo siglo.
CONCLUSIÓN
Llevamos seis años en este proceso. Puede ser que el largo tiempo invertido haya sido por la tradicional parálisis del análisis, por prudencia,  por no ceder posiciones o por enfatizar en  las diferencias.  O puede ser que se diera por la tradición del enfrentamiento: los estudiantes se enfrentan a las autoridades, los docentes discrepan con los estudiantes y los administrativos con las autoridades, estudiantes contra estudiantes, docentes contra docentes, en fin.  Quizás sea la dinámica de los juegos del poder que afectan nuestra academia.
Pero en esencia, debo admitir que este escabroso proceso ha contribuido a definir bases firmes; nos ha permitido aprender a trabajar en conjunto y crear las condiciones para la reforma universitaria. 
Aceptamos que la universidad tiene problemas y muchos retos que superar. Podemos seguir quejándonos, culpándonos unos a otros y seguir enfrentándonos.  O podemos tomar las riendas de nuestro propio destino y buscar trabajar en conjunto para resolverlos. No caigamos en el error de permitir que entes externos vengan a condicionarnos y a decir qué hacer, no demos las pautas para ello.  Hagámoslo nosotros mismos.
Nada será posible sin la voluntad de los universitarios; sin la disposición de innovar y cambiar los tradicionales paradigmas que han orientado a nuestra alma mater por muchos años; sin que se incluya como eje determinante el estímulo del pensamiento crítico y creativo, que promueva la innovación y el emprendimiento para fortalecer la capacidad de responder de manera efectiva y oportuna a las demandas del medio y a una realidad en permanente cambio.  Habrá que insistir en que estamos tomando como prioridad la academia; que no se persigue el fortalecimiento o el reposicionamiento de piezas para que se continúe con los anacrónicos modelos político administrativos.  Si la reforma se desvirtúa este esfuerzo no habrá tenido sentido.  
Tenemos una gran oportunidad que aprovechar y cuidar. Han confluido una serie de sucesos que indican que estamos en un momento propicio para impulsar una verdadera reforma universitaria. Contamos con una metodología, con los principios de organización;  se manifiesta una voluntad política para llegar a resultados; además se logra vislumbrar la voluntad para trabajar en conjunto por un mismo fin.  Hasta la opinión pública aboga por una reforma.  Nos toca además de reflexionar llevar a la acción nuestros planteamientos.
He señalado varias veces en el seno de la CCOST que la perfección es enemiga de la acción. Es tiempo de hacer realidad una reforma universitaria que nos coloque donde debemos estar.  Están dadas las bases,  la historia lo demanda, la coyuntura lo permite, la universidad lo necesita y los universitarios podemos hacerlo.
Muchas gracias

Byron Rabe, 10 de septiembre de 2016




[1] Prigogine, Ilia. El fin de las certidumbres. Madrid: Taurus, 1997.
[2] Seymour Sarason, El predecible fracaso de la reforma educativa.  (Barcelona: Octaedro. 2003), 35 22.﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ estudios serios y objetivos y debe ponllegue a realidades" un inicio trascendental para la universidad y el
[3] Byron Rabe. Discurso de toma de posesión como decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos de Guatemala.  29 de febrero de 2015.  Disponible en http://byronrabe.blogspot.com/2015/03/discurso-de-toma-de-posesion-como.html
[4] Byron Rabe.  La vinculación de la docencia, la investigación y la extensión ante la incertidumbre del siglo XXI. Disertación presentada en el Seminario: Haca la construcción de un nuevo modelo de integración universitaria.  Realizado en el Centro Cultural Universitario de la Universidad de San Carlos de Guatemala el 28 de abril de 2016.p 5.  Disponible en http://byronrabe.blogspot.com/2016/04/la-vinculacion-de-la-docencia-la.html
[5] Los elementos de la problemática han sido extraídos de la Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria. (USAC. 2015). Páginas 22-26.
[6] Byron Rabe.  La vinculación de la docencia 8.septiembrel Estado y Reforma Universitaria de la Reforma Univesritaria. er. l Acta 19-20012 de Junta Directiva Arquitectura y Di
[7] Ibid, 2.septiembrel Estado y Reforma Universitaria de la Reforma Univesritaria. er. l Acta 19-20012 de Junta Directiva Arquitectura y Di

1 comentario:

  1. Excelente, lo comparto en la página de la Escuela Superior de Arte, esperando que estudiantes y profesores se unan a la reflexión y participación.

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