Portada del libro: La Columna Vertebral.
Martes 28 de junio de
2016
Lionel era Decano de la Facultad de Arquitectura cuando ingresé a la universidad. Era una época compleja en la que se empezaba
a hacer crítica la situación de la guerra interna; cuando los universitarios asimilábamos
la dura realidad social imbuidos en un somnoliento realismo mágico que paradójicamente
llegaba a las condiciones más extremas en una mancillada patria morena. De una u otra manera nos veíamos envueltos en
la vorágine de la realidad social cada vez más indignante e injusta, que
lamentablemente, en escenarios diferentes y con condiciones distintas, aún
persiste. La versátil y dinámica participación
intelectual de Lionel fue un ejemplo para muchos estudiantes universitarios y
jóvenes profesionales en el marco de una época que marcó la historia guatemalteca
y, de manera directa también marcó a la Universidad de San Carlos.
Lionel
nació en Guatemala el 10 de enero de 1939.
Obtuvo su licenciatura en arquitectura
en 1967, pero también realizó estudios sobre teoría del arte y la
estética, teoría de la arquitectura y desarrollo urbano y ciencias sociales. Realizó
estudios de Ciencias Sociales y planificación económica en México y Panamá. Y obtuvo
una Maestría en Economía urbana en la UNAM de México.
A
los 26 años ya era director general de Bellas Artes. En 1970, con 31 años ocupaba el cargo de
Director de Extensión Universitaria. Fue
el primer director de esta trascendental dependencia universitaria. También fue Director del consejo Editorial de
la USAC y cofundador y coordinador de la revista Alero.
En
1975 sería electo Decano de la Facultad de Arquitectura. En 1978 participaría como candidato a Rector de
la USAC. A finales de los años 70, por
amenazas de muerte, debido a la la convulsa situación política en el país, se vio
obligado a salir al exilio. En 1981 llegó
como consultor de Naciones Unidas a Panamá en donde residió por muchos
años. En 1994 volvió a Guatemala.
Fue
un intelectual, ensayista y escritor, docente, investigador y amante del
estudio. Realizó diversas publicaciones ente las que resaltan: Artes Plásticas
y dinámica social en Guatemala; Arte vanguardia Guatemala; Teorías de la
Arquitectura, 25 autores; Espacio arquitectónico –visión científica-; El espejo
humeante (teatro); Historias del Popol Vuh contadas para niños del año 2000, y muchas
otras. Además realizó múltiples artículos
publicados en libros, revistas y antologías latinoamericanas.
En
1992 la Facultad de Arquitectura de la USAC nombró con el nombre de Lionel Mendez
D´Avila al centro de documentación de la facultad.
En
1998 el Consejo Superior Universitario lo nombró Profesor Emérito y ese mismo
año, el Colegio de Arquitectos instituyó la Orden Lionel Mendez D´Avila dirigida
a los arquitectos que se distinguen en el campo de la cultura y la creación.
Un
fragmento de una carta que escribiría al maestro Roberto Cabrera en octubre de 1964,
confirman los merecidos reconocimientos:
“…porque una pedrada no alcanza a rasgar el
cielo, no creo en aquellos que explican su incapacidad para lograr evadir la
permanencia de su plástica en trasnochadas posturas académicas, su falta de
audacia, diciendo que: pintan sólo lo que sienten cuando sólo sienten lo que
ven. Se pinta y se hace lo que no se
comprende, si acaso, lo que “se quiere” presentir, en lo que se quiere creer. Usted no tiene que saberlo porque usted lo
hace…”
Obtuvo
múltiples premios desde muy joven. En 1962
el primer premio de los juegos florales centroamericanos; en 1963 el premio
único centroamericano de la Universidad de El Salvador, en cuento; en 1972 el
premio de Casa de la Américas, en teatro; fue tres veces ganador del primer
Premio Centroamericano en Teatro (1975, 1977 y 1979); en 1988 obtuvo el primer
premio “Omar Torrijos” en teatro; en 1989 el premio único, 30 aniversario Casa
de las américas, en literatura para jóvenes y niños con Historias
de nahuales y despojos. Relatos
quichés para niños de una época infame.
En
1991 obtuvo el primer premio en el
concurso latinoamericano de ensayo, por su trabajo: Invasión USA a Panamá, modelo para no olvidar y cinco presagios
estructurales. El jurado estuvo
integrado por Carmen Miró, Gregorio Sesler y Gabriel García Márquez. Quienes calificaron el libro como:
“un
trabajo con goce estético que produce la soltura del estilo, la belleza de la
prosa fluida… bien escrita”. Miró se
expresó de Lionel Méndez Dávila, en estos términos:
Un
hombre culto en la más amplia acepción del vocablo, pero, por encima de todo
posee una elevada sensibilidad social que es fácil percibir cuando escribe
sobre nuestra historia, a cuyo estudio y comprensión se ha dedicado con ahínco.
El
laureado intelectual guatemalteco se fue de este mundo un domingo 23 de agosto
de 1998; fue uno de los intelectuales guatemaltecos de mayor trascendencia de
la última parte del siglo XX y dejó una profunda huella en la historia de la
cultura nacional.
Finalizo
con un fragmento de un cuento que nos muestra su particular forma de escribir:
Tenés
que saber patojo: que por el güergüero (garganta) del Pájaro-serpiente escurre
un hilo alegre de agua callada y profunda que se nombra el Río Usumacinta. Sucede que, cuando el Gucumatz bebe del rocío
azul arrejuntado bajo la dicha de quequexques (ojos grandes, de sitios húmedos)
imposibles de medir, se le chorrea un poco por debajo el pico barnizándole de azogue (mercurio) también el plumaje del buche.
Ese fue, y por su obra es y será, Lionel Méndez D´Avila. Reciba nuestro
reconocimiento y aplausos!
Bonito texto y merecido homenaje. recibas mi emocionado abrazo.
ResponderEliminarEn 1967 ingresé a la Universidad de San Carlos iba decidido a estudiar Biología, pero una noche en una clase escuché a un arquitecto pedir a los alumnos una maqueta de un proyecto, aunque yo no era alumno regular de ésta clase la hice y la presenté, el arquitecto la vio y me preguntó dónde había aprendido ésta técnica y yo le respondí que lo hacía desde muy pequeño, le pregunté si él creía que tenía habilidades para estudiar arquitectura y me respondió que sí, fue el Arquitecto Lionel Méndez Dávila quién descubrió mi verdadera vocación por el diseño. No me gradué de arquitecto pero con los años me hice diseñador industrial.
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