miércoles, 22 de junio de 2016

El Centro Cultural Miguel Ángel Asturias un espacio público para la renovación cultural y social

Comparten el escenario el Director del Centro Cultural, Alvaro Véliz; los decanos de las Facultades de Arquitectura de la UMG, Julio Hernández; de la UNIS, Ana María de García y de la USAC, Byron Rabe.



Si usted se enamora del arte se ha enamorado de la esencia del alma del espíritu de las colectividades… Efraín Recinos



Como enamorado del arte, Recinos desarrolló su obra más significativa: El Teatro Nacional del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias ubicado en el Centro Cívico de la Ciudad de Guatemala; obra arquitectónica de trascendencia urbana que está inspirado en la cultura maya, en las montañas, en el alma del mágico espacio del imaginario chapín.  Es un esfuerzo de integración al paisaje y de sutil referencia a la iconología ancestral dentro de una notable y disímil arquitectura contemporánea que contrasta con la modernidad arquitectónica de sus representativos vecinos. El Centro Cultural es un conjunto de originales formas escultóricas funcionales, amalgama de estéticas y reflexiones prodigadas, mezcolanza de originales pensamientos y derroche de historias. 
En este lapso de la historia, parece difícil pensar que este espacio comenzó a concebirse como una instalación militar. Fue un 25 de mayo de 1846 cuando se inaugura como Castillo de San José, con una función de defensa, pero también como prisión.   A partir de entonces tuvo una serie de transformaciones, por ejemplo, en 1872 se transformo en cuartel y en la primera escuela primaria pública.  Para 1944 sería tomado por los revolucionarios que luego dirigirían los destinos de la primavera democrática. Pero en cierto momento, terminó siendo un espacio abandonado que era utilizado para presentación de espectáculos, ubicación de circos foráneos e incluso para enfrentamientos boxísticos y juegos infantiles. En 1961, paradójicamente un militar, el presidente Ydígoras Fuentes, aprovecharía este espacio para iniciar el proyecto de creación de un Teatro Nacional. 
No entraré a describir la historia reciente, ampliamente conocida, sólo me referiré a que el proyecto llegó a constituirse en lo que hoy conocemos como el Centro Cultural de Guatemala “Miguel Ángel Asturias” y que se instauró también, como un espacio público de referencia local e internacional. 
En relación a la categorización del espacio, Raquel Perahia señala que tradicionalmente, en nuestras ciudades, el Espacio Público fue concebido como el espacio de la expresión y la apropiación social por excelencia, es el espacio que alberga el cotidiano transcurrir de la vida colectiva. Es el espacio el que da identidad y carácter a una ciudad, el que permite reconocerla y vivirla. Es el sitio que conserva la memoria de sus habitantes en sus espacios naturales, culturales, patrimoniales.
Maritza Rangel identifica al espacio físico de la ciudad, como totalidad. Está conformado por el espacio público y el espacio privado, contrarios pero complementarios, integrados; existe uno por la presencia del otro, en su relación o en su contraposición. Entre ellos debe haber diálogo para conformar el escenario adecuado, armónico, de la vida pública y, entonces, ser percibidos integralmente como "paisaje urbano", indisoluble con la naturaleza, la gente y sus dinámicas, en un momento y lugar determinado. 
Todo esto implica conferirle al espacio público o espacio exterior rasgos como los asignados al centro cultural Miguel Ángel Asturias, rasgos de expresión cultural, social, artística, simbólica, lúdica, e individual del ser humano. Como espacio público es generador de nuevas perspectivas para el desarrollo de las necesidades colectivas; es un espacio que tiene actividades a lo interno y se integra de manera sobresaliente en el escenario urbano.  Es parte del paisaje indisoluble que contrasta con el representativo escenario de la modernidad guatemalteca, evidenciada histórica y arquitectónicamente en el Centro Cívico.  Es, en su razón de uso, un referente polivalente que contradice a las azarosas imágenes de las vecindades habitacionales y se aletarga con los torrentes vehiculares que lo abrazan y enaltecen como un futuro gigante en el tiempo y espacio urbano y cultural.
Como espacio público se manifiesta en la esencia de lo urbano alegórico, de lo histórico referencial, de lo morfológico conceptual, de lo topográfico y de lo zoomorfo. Un espacio para el encuentro y el intercambio cultural, que puede enriquecer las prácticas del arte y alentar la participación de los ciudadanos.  
Como parte del proceso de crecimiento urbano debería estar comprometido con los procesos de desarrollo social y cultural del tejido urbano, para contribuir a diversificar e interrelacionar la memoria urbana y los constantes cambios en el imaginario social que deben ser registrados por la culturalidad, pero que se ven afectados por las realidades económico sociales.
Condiciones como la violencia, la inseguridad y las modalidades urbano arquitectónica han ocasionado la pérdida de las cualidades de los espacios públicos y su consecuente reemplazo por nuevos sitios de reunión como los llamados mol, parques temáticos o ciudades. Espacios donde podría entrar cualquiera bajo distintos criterios, generalmente precios, edades, apariencias, estatus u horarios. Pero que no constituyen verdaderos espacios públicos y no magnifican la identidad, el sentido de pertenencia y el desarrollo de las relaciones culturales y sociales; más bien se han convertido en mutaciones en la vida social, debilitadas aún más por los populares sistemas de comunicación que minimizan la convivencia social.
Pablo Fernández en El espíritu de la calle, dice que la nueva manera de pautar lo público de lo privado, se establece por la disposición de los cuerpos: en lo público, todas las personas enfrentan sus caras; mientras que lo privado está pautado por las espaldas y la indiferencia de la gente hacia el resto de los grupos y del espacio.
Para De Mazzio y Caputo “estamos asistiendo al fin de los espacios públicos, en donde los procesos y mecanismos de identificación no pueden ser logrados por los usuarios casuales y veloces y, que por tanto, es necesario debatir entre varias disciplinas concurrentes, asociadas a lo urbano, para que se busquen nuevos significados y valores de carácter ético y estético, e introducirlos en nuestras ciudades”.
El Centro cultural MAA con su magnífica presencia visual, se encuentra en un área privilegiada, en un atractivo escenario a nivel urbano.  No obstante su área de influencia física se encuentra aislada del entorno y las áreas aledañas que si bien podrían constituirse en zonas de amortiguamiento, tienen poco o ningún impacto directo de manera integral con el sitio que ocupa.  
El concepto de paisaje cultural urbano es vinculante y lo sitúa en el contexto inmediato del Centro Cívico, claro representativo de la modernidad arquitectónica y urbanística guatemalteca.  Ese marco contextual urbano abarca también contradictorios sitios  habitacionales y rutas urbanas en permanentes cambios y alta complejidad vehicular, así como referentes históricos del patrimonio industrial, evidentes en la vías adyacentes y la antigua estación del ferrocarril.
El área cercana tiene distintos usos del suelo que abarcan el residencial, el comercial y el institucional.  El tema es que no se vinculan adecuadamente y el atractivo Centro Cultural que a pesar de constituirse en un icono urbano, se encuentra en pleno deterioro, que poco tiene que ver con la lógica de su relevancia histórica, cultural y arquitectónica.  
A nivel interno el sitio contiene el Museo de Historia Militar, la Escuela Nacional de Artes Plásticas, la Escuela Nacional de Arte Dramático, el teatro al Aire Libre, Radio Faro Cultural, el inconcluso Instituto de la Marimba y por supuesto, el Teatro Nacional con sus diferentes espacios.  Todas, entidades patrimoniales de gran valor cultural e histórico, que deben ser valoradas y protegidas en su justa magnitud.
Pero el deterioro por el tiempo de vida, la falta de mantenimiento durante muchos años, aunado al fuerte desorden urbano que se ha dado en el sector, la nula concepción del espacio público para la convivencia;  el irrespeto a las jerarquías urbanas, el alto nivel de contaminación visual, auditiva y ambiental, y la falta de seguridad, establecen una clara contradicción con la disposición de las ocho manzanas que abarca el Centro Cultural y muestran una imperante necesidad de atención inmediata.  
El renacimiento del Centro  Cultural Miguel Ángel Asturias enfocado en impulsar un organismo con vida artística, cultural y ciudadana, es una oportunidad única que todas las entidades y personas responsables de la cultura, la historia y el patrimonio, debemos ayudar a lograr.  Estamos seguros de que el Centro Cultural es capaz de mejorar la calidad del espacio público, pero debe preservarse como patrimonio arquitectónico y urbano, con un concepto de paisaje urbano en pro del desarrollo cultural y social. 
Es por eso que la facultad  de Arquitectura de San Carlos, consciente de esta necesidad, se encuentra elaborando un convenio para apoyar al CCMAA en la medida en que sus recursos intelectuales y técnicos lo permitan.  Nuestra participación se centrará en el compromiso de  contribuir a mejorar la imagen urbana y la revitalización del centro cultural, con base en planteamientos generados por las autoridades de este Centro, enfocados en un  Plan Maestro que tiene un concepto bien definido centrado en constituirse en un Corazón cultural de la Región y un Referente a nivel Internacional, que se sustenta en la planificación y gestión urbanística en un marco integrado al Paisaje cultural urbano.
De igual manera, consideramos que la relevancia del centro demanda la sensibilización de la comunidad para que se identifique con el significante y significado de este espacio e incorpore a su imaginario la preeminencia de la cultura y el desarrollo integral urbano. 

Para finalizar repito lo que el maestro Recinos decía:  Si vas a hacer algo hacelo con amor, si no me mejor no lo hagás.


Bibliografía:

De Mazzio Alfredo y Caputo Paolo (1.997). Forma del Pasado y Forma del Presente. En Le Architetture Dello Spazio Publico. Anno 3 Nº 2 pp. 10 – 14 

Fernández, Pablo.  (1991) El espíritu de la Calle.  Guadalajara: Ed. Universidad de Guadalajara. 

Perahia, Raquel (2007). Las ciudades y su espacio publico. Universidad de Buenos Aires. Los problemas del mundo actual soluciones y alternativas desde la geografía y las ciencias sociales. IX Coloquio Internacional de Geocrítica. Universidad Federal do Rio Grande do Sul.  Porto Alegre, 28 de mayo - 1 de junio de 2007.

Rangel Mor, Maritza . (2006) El espacio público y su vinculación con la vida socio cultural urbana. Capítulo del Libro el espacio público entre la universidad y la ciudad. Publicaciones del Vicerrectorado Académico de la Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.  


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