viernes, 29 de abril de 2016

La vinculación de la docencia, la investigación y la extensión ante la incertidumbre del siglo XXI

Por Byron Rabe
Disertación presentada en el Seminario: Hacia la construcción de un nuevo modelo de integración universitaria. Realizado en el Centro Cultural Universitario de la Universidad de San Carlos de Guatemala el 28 de abril de 2016.


El designio de contribuir a transformar a la sociedad guatemalteca, plantea la necesidad de un proceso de redefinición de la acción académica, política y administrativa de la Universidad.
 
Muchos intentos de reformar la universidad se iniciaron desde los años setenta, pero las condiciones para lograrlo, en especial por el conflictivo período que se vivió durante esa época, no fueron las más favorables. Y si bien, posteriormente hubo avances, es a partir del movimiento iniciado en el 2010 y formalizado con las bases metodológicas aprobadas por el Consejo Superior Universitario a inicios de 2016, que una verdadera innovación interna podría ser posible. Las condiciones se están dando, pero se necesita de la voluntad de todos para lograrlo.
Para el cumplimiento efectivo de los fines de la universidad es fundamental que se fomente y fortalezca una estructura funcional y adaptable a las cambiantes demandas del nuevo siglo. Hoy por hoy, está demostrado que la organización que no se renueva, no es capaz de responder a los tiempos que le corresponde afrontar y corre incluso, el riesgo de desaparecer. Pero si bien en todo proceso de evolución se realizan giros o cambios de dirección se requiere de un pensamiento estratégico para responder a los cambios. 
La administración y la legislación universitaria necesitan actualizarse, modernizarse y flexibilizarse para responder a los nuevos escenarios.  Las normas y procedimientos administrativos actuales, limitan  a quienes dirigen la Universidad.   Contraen la eficiencia y reducen la eficacia y por consiguiente, la capacidad de respuesta a las demandas universitarias y nacionales.  Y si a ello agregamos un concepto de autonomía, ahogado dentro de la permanente dependencia de los fondos del estado,  las condiciones se hacen más alarmantes.    Es decir que, para contar con una autonomía total, la universidad no sólo debe tener capacidad para generar recursos adicionales que le permitan independencia para sobrevivir cuando lleguen las crisis presupuestarias, también  necesita de una fuerte  preparación y una ágil estructura para hacer frente a la incertidumbre que trae el futuro.[1]
Se demanda una adecuada vinculación entre la acción administrativa y la académica que se integra con las funciones de docencia, investigación y extensión. Pero no debemos olvidar que ya no estamos en los años 70 u 80. El avanzado  fenómeno de la globalización o mundialización, el acelerado desarrollo de la tecnología y los cambios en la forma de percibir la realidad nos obligan a reconceptualizar esas tres funciones más allá de la visión positivista estática, lineal y delimitante; se requiere de una vinculación holista y verdaderamente integrada que además de lo relativo a las funciones, modifique una cultura organizacional acomodada y desarticulada de un mundo en condiciones permanentemente cambiantes. 
La extensión
Se señala en el marco de la reforma universitaria que en algunos casos la extensión se encuentra desvinculada de los avances de la ciencia, la tecnología, las humanidades y la memoria histórica, así como de las aspiraciones y aportes de la sociedad guatemalteca, lo que limita las respuestas efectivas al desarrollo del país. [2] 
No obstante, y a pesar de que aun se carece de una visión compartida y comprometida, la Extensión de la universidad se perfila con proyectos y programas que repercuten positivamente en la sociedad; es una de las fortalezas de la universidad que se manifiesta no solo por medio de las unidades académicas sino también a nivel institucional. 
Falta mucho por hacer, es importante mantener actualizadas y vigentes las principales áreas de trabajo sobre las cuales puedan irse perfilando proyectos que articulen y orienten las políticas de integración universitaria; la revisión y definición de estrategias y acciones que garanticen los recursos financieros destinados a la ejecución de las políticas, programas y proyectos,  pero sobre todo el reconocimiento de que la extensión universitaria se constituye en una estrategia que puede generar altos réditos sociales de beneficio directo para las comunidades, pero que también es una estrategia para el desarrollo académico y para contribuir a una formación profesional  más efectiva y acorde a nuestra propia realidad.
La docencia.
La actividad creativa en la investigación y la solución de las necesidades por medio de la extensión no podrán encontrar su mejor nivel sino parten de sólidos fundamentos teóricos y científicos para la enseñanza y el aprendizaje.  Esto requiere dar por sentado que vivimos en un mundo incierto que no podemos predecir, que acaso podremos intentar construir, y que, para construirlo de manera efectiva se demanda de un cambio de visión en la forma de enseñanza.  La enseñanza tradicional, la enseñanza memorística, aquella en la que el docente tiene la verdad y la última palabra, simple y llanamente, hace tiempo que ya no es factible. Si queremos formar profesionales que respondan a la nueva realidad que vivimos debemos someternos a cambios en nuestra forma de pensar y de actuar. 
En algunas unidades académicas se carece de políticas institucionales de formación y actualización docente; en algunos casos también hay deficiencias de conocimientos, así como carencia de prácticas éticas, andragógicas, pedagógicas y didácticas del personal académico responsable del sistema educativo superior.[3]
La realidad demanda cambiar actitudes, aprender a desaprender, generar la habilidad de adaptarse para encontrar nuevas respuestas en armonía con una cultura de permanente aprendizaje.  Se requiere de la formación del pensamiento crítico, de la acción reflexiva, de la fundamentación abierta y adaptable, pero sobre todo de la capacidad de estimular pensamientos creativos que lleven a la innovación y a generar respuestas a situaciones desconocidas que sean congruentes con la vertiginosa realidad que nos envuelve.
Entonces es necesario, que tanto docentes como estudiantes puedan, además de forjar la habilidad para utilizar adecuada y selectivamente los conocimientos y de seleccionar las nuevas herramientas que la tecnología nos proporciona, formar con sólidos valores y respeto al medio social y natural. 
Es incuestionable que se requiere un cambio de enfoque, de una nueva epistemología y de nuevos fundamentos teóricos y sociales, pero de nada servirían sin un cambio de actitud para enfrentar los cambios que sufren nuestras sociedades en este acelerado siglo. Hoy más que nunca debemos involucrarnos participativamente en los procesos educativos y de proyección que la universidad pueda tener hacia la sociedad. La educación superior no sólo debe prepararse para enfrentar adecuadamente el fenómeno global sino constituirse en baluarte para conservar y fortalecer los  valores culturales y la identidad de nuestros pueblos. 
La investigación:
Reza la misión de la universidad que promoverá por todos los medio a su alcance la investigación en todas las esferas del saber humano y cooperará con el estudio y solución de los problemas nacionales. La visión institucional indica que la universidad está comprometida con el desarrollo científico, social, humanista y ambiental y demanda de un accionar claro de la función de investigación.[4]
Sin embargo la investigación se desarrolla con limitaciones académicas, políticas y financieras y no siempre se traduce en la generación de conocimientos, explicaciones teóricas y propuestas que influyan en la definición de acciones y estrategias que contribuyan con impacto, a la solución de los problemas nacionales y el fortalecimiento académico. 
En el informe de indicadores del Sistema de investigación de la Universidad de San Carlos de Guatemala de 2012 a 2014,[5] presentado este año, se observa que quedan muchos centros de investigación excluidos y que de los 27 que han sido atendidos en el trienio, solo 4 suman más de 2 proyectos.
Pero este no es un tema que afecte únicamente a la universidad. Si revisamos  la relación ente la inversión en investigación y desarrollo y el Producto Interno Bruto, Guatemala tiene un 0.04%, en tanto que Corea tiene el 4.36%, es decir más de cien veces y si queremos relacionarlo con un país de características más similares, Costa Rica tiene 0.47% es decir, más de 10 veces en relación con nuestro país. [6]
En los ranking de universidades, los parámetros  de medición se reflejan principalmente en indicadores de producción en investigación, relacionados con el número de publicaciones, revistas arbitradas, número de citas o referencias.  Otros criterios utilizados son la reputación institucional, la aceptación  de los empleadores, la inversión en investigación, la proporción entre alumnos y docentes, el número de docentes con doctorado e incluso por el impacto en la WEB.[7]  Lo que generalmente no se mide es el impacto y servicio que las universidades tienen en la sociedad.
En el ranking web de universidades la USAC se encuentra en la posición 2,700 a nivel mundial entre 23,892 universidades y, a nivel latinoamericano en el puesto 210 de 3,735.  Este ranking se  construye a través de datos publicados en la web abierta, indizados por los motores de actividad e impacto, es decir por la visibilidad en la web.[8]  Estos datos no son determinantes ni definen lo que somos, pero sirvan como parámetros de referencia que obedecen a distintas realidades. Pero no deja de ser interesante cuestionar ¿en qué lugar se encontraría  nuestra universidad si se valorara dentro de los indicadores la extensión y el servicio? y ¿en qué lugar se encontraría si tuviéramos una mayor inversión en investigación?  
Sobre la vinculación de funciones
De acuerdo con la problematización realizada para la Reforma Universitaria, la vinculación de la USAC con la sociedad guatemalteca adolece de algunas situaciones a superar. Entre ellas, no se estudia de manera estructural y científica la problemática nacional, por lo mismo no se proponen soluciones concretas; no se toma en cuenta la coyuntura ni se difunde ese conocimiento en todos los ámbitos del país; tampoco se profundiza en el análisis de los procesos que la generan. Esto aunado a la ausencia de políticas institucionales, que aglutinen los esfuerzos en las instancias del estado donde la Universidad tiene representaciones, dan como consecuencia limitada participación e incumplimiento en la búsqueda de propuestas de solución a la problemática nacional. [9]  Esta vinculación depende de manera clara de esfuerzos integrales entre investigación, docencia y extensión, pero también con el ámbito político administrativo.
Las posibilidades del futuro se encuentran en campos heterogéneos, en donde las pureza académica tradicional de materias o áreas segmentadas ya no tiene cabida.  El nuevo futuro está en la apertura de mentes y en el trabajo integrado para encontrar soluciones multidisciplinarias e interfuncionales que se adapten a las condiciones inciertas a las que nos enfrentamos.
La estrecha interacción universidad-sociedad se encuentra en la esencia de los programas de extensión universitaria, pero la extensión requiere del alimento de la investigación y por supuesto de una solida actividad académico docente.   Estos criterios deben sobrepasar las bases epistemológicas del positivismo y enfocarse en una visión más orientada a la visión holista con participación abierta y transdiciplinaria.
La universidad tiene una tarea indeclinable a la que debe hacer frente por medio de sus ejes de acción estratégica, sus áreas de desarrollo y sus programas y proyectos. Precisa estimular el pensamiento creativo y promover la innovación y el emprendimiento para fortalecer la capacidad de responder de manera efectiva y oportuna a las demandas del medio y de una realidad en permanente cambio. Pero sobre todo necesita de la voluntad política de todos los universitarios para fortalecer la acción consensuada y la disposición de innovar y cambiar los tradicionales paradigmas que la han orientado por muchos años.
Finalizo con las palabras de un célebre científico:
No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo. 
A.    Einstein.




[1] Byron Rabe.  Presentación.  Cuadernos de Extensión.  Dirección General de Extensión Universitaria. (USAC, 2004), 6.
[2] Universidad de San Carlos de Guatemala, Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria. (USAC. 2015), 33.
[3] Ibid, 32.
[4] Ibid, 33.
[5] Ruth Sosa, et al. indicadores del Sistema de investigación de la Universidad de San Carlos de Guatemala de 2012 a 2014 (Guatemala, 2016), 36.
[6] Red de indicadores de ciencia y tecnología, interamericana e iberoamericana.  Disponible en http://www.ricyt.org/indicadores
[7] http://www.topuniversities.com/university-rankings-articles
[8] Ranking Web de Universidades.  Edición de enero de 2016   disponible  en http://www.webometrics.info/es,
[9] Universidad de San Carlos de Guatemala, Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria. (USAC. 2015), 35.

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