viernes, 10 de junio de 2011

TRABAJO Y CONVIVENCIA de Carlos Molina Jiménez

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El libro de Carlos Molina Jiménez, nos da una visión general de una serie de planteamientos éticos y morales, que afectan no sólo la vida en el trabajo, sino el actuar diario del individuo dentro de la sociedad.  La ética debe partir de fundamentos que no la comprometan con algún particularismo cultural en especial, y que le permitan estar abierta al examen y reflexión por parte de cualquier ser humano.  Estudia las cuestiones morales en referencia al mundo tal como es y a los seres humanos tal como efectivamente se comportan. En este sentido, se procura situar siempre esas cuestiones en el contexto de otras exigencias divergentes y aun contrarias.  Porque es así como de hecho ocurren las cosas, es decir el ser, aunque el deber ser es un continuo para el análisis del tema.
La dimensión moral del ejercicio profesional resulta decisiva para la eficiencia, la eficacia, el aporte social de las profesiones. En este sentido debemos considerar los códigos y normas morales que rigen en nuestra cultura y contexto.  Cuáles son los criterios sobre el mal y el bien que permanecen vigentes.  Y es que no debemos desentendernos de estos criterios aunque podamos argumentar múltiples razones.  El juicio moral estará presente, y dependiendo de nuestra actitud hacia ellos, de los valores que tengamos vigentes, así será la respuesta que daremos a través de nuestras acciones, es decir, la conducta moral.  Quizás es oportuno recordar que para definir si algo en particular, es moralmente malo, basta con preguntarnos si se lesiona algún derecho de los demás, si se atenta contra los intereses legítimos de estos, si se obstruye el logro del bienestar general, si se está incitando a otros a seguir una conducta que provoca alguno de los efectos señalados, o si alguien se está causando un daño injustificable a si mismo. De no ser así, se entiende que el acto no genera implicaciones morales.  Si a esto agregamos la regla de oro de la moral: no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti, estaríamos definiendo de manera sencilla u comportamiento moralmente aceptable.  Tan sencillo como eso.  Pero si es tan sencillo ¿por qué hay tanta transgresión a la ética y a las normas morales?  Bueno, simplemente porque cada individuo responde a sus propias necesidades e intereses y, por supuesto, a sus propios valores.  Y puede estar dispuesto a correr riesgo en función de lo que desea obtener, es decir, nuevamente caemos e el plano del ser. Como dice Molina: “La ética existe porque la moral es un fenómeno social complejo y de difícil aprehensión; un fenómeno que necesita ser estudiado para ser entendido.”
En el plano del trabajo, en especial a nivel profesional, es el modelo deontológico el que más se presta para explicar y analizar el comportamiento profesional en el ámbito moral.  Y es que este puede tomar como base la regla de oro.  Se dispone a cumplir con el deber ser, orientado a la dignidad humana.  Los derechos y deberes en el desempeño de cualquier profesión, se relacionan con las expectativas reciprocas de los diferentes actores participantes, es un proceso de mutuo interés, en el que cada quien espera obtener lo que el otro le puede dar.   No se debe perder de vista lo que Molina señala sobre que el trabajo no responde, en forma primaria, a un propósito de gratificación personal; no se realiza en lo fundamental, con vistas a la satisfacción inmediata de su agente. El trabajo se efectúa para obtener una utilidad. Y el profesional espera obtener un producto de su trabajo, al igual que lo espera obtener el cliente.  El punto central de la discusión se sitúa  entre esa relación  que se da entre el esfuerzo y la retribución, y esta relación puede dar como resultado serios problemas morales, sobre todo en función de lo que cada quien considera justo.  A pesar de la firma de contratos, alguno de los intervinientes en esta relación, puede sentirse traicionado, engañado o utilizado.  Por eso es que compete al campo de la ética, puesto que un contrato debe respetarse, pero un sentimiento de engaño repercute en la imagen y futura actuación del profesional.  Esos efectos indirectos que han cobrado mucha relevancia, pero que se relacionan con el juicio moral.  Algo tan sencillo como lo que estamos viendo ahora con las comisiones de postulación que someten a escrutinio público el actuar de los candidatos.  Algunos de ello podrían haber actuado, dentro del marco de la ley, y haber defendido a un supuesto narcotraficante o a un supuesto genocida.  La opinión pública lo señala, le hace un juicio moral y le pasa la factura, aunque este haya actuado con el libre derecho de ejercer su profesión y defender a quien se lo requiera, recibe un castigo moralPara ver resumen.
 REFERENCIA:
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Molina, C. (2006) Trabajo y convivencia.  Un ensayo de ética profesional.  Cuadernos de docencia. Guatemala: USAC.

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