Serie: Epistemología, filosofía y Diseño[1]
La menor pieza de Bach recurre a normas y a sorpresas. En eso la
situación es comparable a la de los sistemas lejos del equilibrio. Ahí se
encuentra una sucesión de puntos, de bifurcaciones. Entre los puntos de
bifurcación, podemos recurrir a una descripción determinista (son las “normas
de Bach”). En el punto de bifurcación propio, tenemos una descripción
probabilista. De ahí el elemento de imprevisión o sorpresa. Esta aparición de
novedad se vinculó con el concepto de creatividad.
Prigogine[2]
Existe una tendencia a romper paradigmas que encasillaron durante el
siglo XX los principios de las ciencias y muchas de las actividades humanas que
derivaban de esta. Hay varios autores que han roto esquemas y en pleno siglo
XXI; sus planteamientos están siendo revisados. Uno de ellos es Feyerabend
quien ha sido seriamente criticado por el mundo científico, en especial por su
obra Tratado contra el método.[3]
En la actualidad sus planteamientos pueden ser revisados y hasta aceptados de
manera más natural en el campo del diseño. Feyerabend rechaza de manera
contundente las metodologías que buscan universalizar las ciencias,
considerándolas insuficientes e inadecuadas para resolver las investigaciones a
las cuales se las debe aplicar. También insiste en que cualquier método que
contenga reglas imperativas, tropieza con dificultades cuando son aplicadas a
cada caso en particular. Incluso indica que es necesaria, la violación o
alteración de alguna de las reglas del método para así llegar al resultado
deseado. En su planteamiento, establece que la sumisión o adhesión
incondicional a una de las reglas acarrea, indudablemente, el estancamiento de
la ciencia, en nuestro caso sería del diseño, ya que el investigador
(diseñador) se coloca en una posición cómoda y adopta métodos ya impuestos, sin
esforzarse en cuestionarlos, confrontarlos, renovarlos o alterarlos, según sea
su necesidad. O sea que se circunscribiría a una zona de comodidad terriblemente dañina para la productividad
creativa.
Csikszentmihalyi[4] explica
que la creatividad es una función de tres elementos: el campo es decir
el lugar o disciplina donde ocurre el acto creativo, la persona que es
quien realiza el acto creativo y el dominio que se refiere al grupo
social de expertos que valida el acto creativo. No hay forma de corroborar la
bondad y originalidad de un resultado si antes no se lo somete a la evaluación
social y la comunidad lo acepta como tal. La creatividad no se produce dentro
de la cabeza de alguien, sino en la interacción entre los pensamientos de una
persona y un contexto sociocultural.
Tanto la perspectiva de Feyerabend como la de Csikszentmihalyi,
contribuyen a generar una visión diferente sobre la percepción tradicional que
se tiene sobre la creatividad y sus procesos. Esto contribuye a fortalecer el
criterio de la paradoja, en especial por los componentes subjetivos que no son
metodológicamente controlables, como aspira el método. Esta, la paradoja, se
manifiesta en la tendencia a relacionar lo creativo directamente con lo
irracional, con lo emotivo, con el sentimiento; en tanto que el método se
relaciona más con lo racional y con lo lógico.
Si el método es un camino definido, sistemático y normativo, resulta
incongruente la relación expresa con la creatividad que es indefinida, libre e
irracional y más aún, hablar de método creativo. ¿Cómo puede tener método la
creatividad? Si la creatividad se relaciona con albedrío, originalidad e
incertidumbre que no obedecen a normas o directrices que definan con
anticipación un resultado o un proceso. Prigogine señala que en los escritos de
René Magritte se encuentra una curiosa concepción de la creatividad, que al
igual que Einstein, hace énfasis en el hecho de que la creatividad viene del
asombro. Para Magritte, toda tentativa de explicar el misterio deteriora el
misterio, sin embargo, para Einstein, el misterio debe analizarse.[5]
La intencionalidad del método se vislumbra en su etimología: meta
que significa a lo largo de, y odos, camino. A lo largo
del camino. Se puede argumentar que el método se orienta a la búsqueda, a
seguir un sendero o crear un recorrido, y no necesariamente se refiere a un
recorrido previamente identificado. Pero el método busca definir certidumbre y
la certeza no es parte de la vida, de la naturaleza creativa.
Puede considerarse que los métodos nacen de la
experiencia como referente del pasado, la cual permite anticipar el futuro y
dar sustento a procesos y resultados obtenidos, pero eso es parte de la visión
lineal y determinista de la modernidad. Que los métodos facilitan los procesos
de aprendizaje y ayudan a sistematizar el pensamiento, pero, hasta dónde pueden
llegar sin reducir las aptitudes creativas.
En consecuencia, al referirnos a un método y su relación con la
creatividad, se debe anteponer la flexibilidad sobre la norma, propiciar el
desarrollo de experiencias, generar reflexiones sobre procesos y propiciar el
respaldo sistematizado en función de los logros alcanzados. Más que concebir un
método tradicional estamos en función de la sistematización del diseño e
incluso de la generación de opciones abiertas para crear estrategias de diseño
que consideren las contradicciones entre la racionalidad del método y la
libertad de la creatividad. Esta forma de estructura estratégico-creativa se
orienta a la construcción progresiva de procesos y resultados, dentro un marco
flexible que permita eliminar los bloqueos a la creatividad; que facilite la
acción del diseño en función de distintos escenarios para lograr soluciones
originales congruentes con las necesidades y problemas planteados dentro de una
serie de condicionantes que el diseñador deberá enfrentar.
Para la solución y generación de respuestas y objetos de utilidad, es
necesaria la prefiguración mental de las ideas lo cual está relacionado
directamente con el diseño. Pero se requiere de la reflexión sobre los procesos
que se generan, para construir teoría y sistematizar experiencias. Es por eso
por lo que la relación entre diseño y ciencia ha sido un tema en permanente
discusión que se ha hecho más notoria a través del uso de la técnica y el
desarrollo del método.
La creatividad no es un proceso independiente o antagónico a la
inteligencia o la razón, más bien es parte de ella. La creatividad necesita de
fundamentos racionales, pero lo que debe evitarse es que estos lleguen a
convertirse en obstáculos para la creación.
Resulta poco efectivo concebir el método
tradicional y los procesos metodológicos instrumentales normativos como
propiciadores para el desarrollo de la creatividad, más bien, se precisa
provocar sistematizaciones sobre experiencias y procesos para estimular la
imaginación y promover el rompimiento de bloqueos en la actividad creativa del
diseño.
En general, ya sea de manera consciente o no, con base en fundamentos
teóricos o empíricos, el diseño se ha valido de metodologías y técnicas para la
búsqueda de mayor efectividad en los resultados. Hay quienes consideran que el
diseño debe obedecer a criterios metodológicos, otros consideran que lo que se
debe propiciar es la sistematización de experiencias y otros más, piensan que
lo importante, es propiciar la fluidez efectiva del diseño sin reparar en estos
temas que afectan la creatividad. Dentro de
cualquier modelo y en cualquier enfoque, la práctica del diseño tiene sus bases
en la investigación, no puede llegarse a un buen resultado si no se ha logrado
obtener el conocimiento necesario para establecer una respuesta adecuada al
medio, la cultura y a los usuarios.
Formular soluciones a las necesidades humanas, no hubiera sido posible sin la
investigación, sin la prefiguración mental
y sin la posterior figuración de esas ideas;
tampoco hubiera sido posible mejorar esas experiencias sin hacer reflexiones y sin sistematizar lo realizado para construir teorías, procesos y métodos. La ciencia ha permitido
el desarrollo del conocimiento; el método ha establecido la forma de proceder e
incluso, de entender a la ciencia. La tecnología favorece la aplicación de la
ciencia, pero también permite la materialización del diseño, en tanto que, el
diseño, se ha constituido en la definición creativa para dar respuesta a las
necesidades humanas.
El diseño puede ser parte de una actividad
científica y generador en el avance de la tecnología, y si bien no se plantea que el diseño sea una ciencia, se
entiende que el método es
su principal elemento de anclaje con ella. Fue este principio el que generó la intención
de cientifizar el diseño, y lo que hizo que, en un momento de vocación
racionalista, surgieran los métodos de diseño.
Hay quienes atribuyen otras razones a la permanencia itinerante de los
métodos de diseño, algunas indican que provienen del contexto social,
otras de las necesidades productivas o de problemas específicos. Pueden ser de orden
económico, tecnológico, pedagógico, psicológico, etc. Pero
la mayoría de los métodos de diseño han tenido como causal la necesidad de
sistematizar procesos para favorecer el aprendizaje del diseño. Pocos diseñadores
continúan durante su práctica profesional con la rigidez del método; quizás
desarrollen sus propias estrategias y las adapten según el tipo de proyectos,
de clientes y entornos, pero a menos que tengan una vinculación académica o
inclinaciones teóricas, difícilmente registrarán sus procesos para contribuir a
la evolución teórica del diseño.
Pero la demarcación temporal y causal del diseño no estará
completa si la realidad no se referencia a los cambios sociales,
económicos y culturales y a las influencias que, directa o indirectamente ha
tenido de la ciencia y la tecnología, en un proceso vivo en diferentes condiciones y que amerita una revisión crítica permanente.
Es preciso reflexionar que un método rígido y cerrado será contrario a
la creatividad porque la sumisión incondicional a las reglas produce
estancamiento e inflexibilidad y por consiguiente, genera bloqueos
creativos. Para el caso del diseño, una
concepción de este tipo puede ser grave, no solo porque limita lo creativo,
sino porque como estudiante, el diseñador podría colocarse en una posición
cómoda al adoptar métodos impuestos, sin esforzarse en cuestionarlos,
modificarlos o renovarlos, según sea su necesidad o realidad. Es decir, que debido a las estrategias de
enseñanza y al mismo contexto de aprendizaje, el estudiante puede acomodarse en
una zona segura de aprendizaje, lo cual es terriblemente dañino para la productividad
creativa.
Es más que enriquecedor propiciar
la reflexión para sistematizar las experiencias de diseño y favorecer la
generación de estrategias creativas que faciliten la construcción progresiva de
procesos y resultados en función de los escenarios y de los grupos objetivos,
para de esta manera, lograr soluciones integrales y originales.
Pero finalmente, la única verdad duradera es que estamos
en permanente cambio y la forma de hacer las cosas hoy, no es la misma de ayer
o de mañana. Por eso lo más importante es desarrollar nuetra capacidad para pensar y estimular la
creatividad.
[1] El
contenido de los textos de esta serie ha sido adaptado de: Byron Rabe.
“Análisis de las bases epistemológicas e institucionales en la enseñanza del
diseño y la creatividad”. (Tesis doctoral. Universidad de San Carlos de
Guatemala, 2017)
[2] Entrevista a Ilya
Prigogine en Taciturno, realizada por Andrew Gerzso el 5 de agosto de
2008. Disponible en http://www.taciturno.be/spip.php?rubrique12
[3] Feyerabend, Tratado contra el método.
[4] Mihaly Csikszenmihalyi,.
Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención.
(Barcelona: Paidós, 1998)
[5] Entrevista a Ilya
Prigogine en Taciturno.
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