martes, 21 de febrero de 2012

CARNAVAL

Para algunos antropólogos el carnaval funciona como una válvula de escape con carácter de permisividad y cierto descontrol.  Es un período en el que se alivian tensiones sociales para favorecer el mantenimiento del statu quo.  En estas fechas los pobres se sienten ricos y poderosos, y los poderosos trabajan al servicio de los habitantes de los barrios pobres.  No es raro ver comportamientos  en los que empresarios y funcionarios empujan carrozas alegóricas sobre las cuales van saludando majestuosamente quienes difícilmente llegarán a ocupar, en la vida real, roles de poder.  
El origen de las fiestas se remontan a las celebraciones orgiasticas que se realizaban en el imperio romano en honor a Baco, el dios del vino, y de Saturno, conocidas como bacanales  y saturnalias.  Pero también se conocen manifestaciones andinas prehispánicas y afroamericanas.
La palabra carnaval surge de la voz italiana carnevale que proviene del antiguo carne levare "quitar la carne" porque después del Carnaval los católicos iniciaban el período de Cuaresma, cuarenta días durante los cuales no se come carne. 
El carnaval constituye un  período de tres a cinco días que incluyen fiestas, bailes, máscaras, disfraces y excesos de diferentes tipos.  Es de anotar que en algunas sociedades rurales de fuerte influencia cristiana, este período ofrecía un lapso de permisividad solapada para realizar rituales paganos, un refrescante instante para resistirse a la represión de la sexualidad y a la severidad litúrgica.  Simbólicamente la Cuaresma se constituye en un período de limpieza espiritual y de privación de la carne, que además brinda la oportunidad del arrepentimiento y luego del perdón.

Foto: El vendedor de máscaras


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