La Facultad de Arquitectura de
la Universidad de San Carlos de Guatemala, en junio de 2016, solicitó ser
anfitriona de la CLEFA intermedia, y
pidió que se realizara en los primeros días de septiembre, en que se celebra la
fundación de la primera Facultad de Arquitectura en Guatemala. La solicitud se orientó a que, además de la
reunión del Consejo Directivo, se tuviera la oportunidad de organizar un evento
académico para aprovechar las experiencias de los distinguidos representantes
ante UDEFAL.
Precisamente hoy 5 de septiembre
nuestra Facultad cumple 59 años y además estamos celebrando el día del
Arquitecto en Guatemala. Hoy también inauguramos este importante evento cuyo
tema central es: La innovación en la enseñanza de la Arquitectura y el Diseño.
Y sobre el cambio y la innovación quiero compartir
algunas reflexiones.
Los
acelerados cambios generados por la vorágine social, política y tecnológica, han
generado un mundo en el que las personas están más interesada en vivir el presente inmediato que en preocuparse
por el futuro y menos se interesan en entender el pasado. Estamos en un mundo
en el que deslumbran los espejismos tecnológicos y embelesan las modas
ostentosas del nuevo milenio. En un mundo que cuenta con información
globalizada en tiempo real que difícilmente se destina para hacer crecer los
valores o se utiliza para entender y mejorar las condiciones de las grandes mayorías.
Estamos ante una sociedad contradictoria pendiente de
la inmediatez del día a día, que asume
que la verdad está en las redes
sociales. En una colectividad contaminante en la que todo puede ser desechable.
Una sociedad en la que nada es suficiente, en la que se venera la tecnología por
su valor utilitario, más que por sus potenciales aportes al desarrollo de la
humanidad. Nos guste o no, estamos ante un cambio permanente e impredecible,
que pocas veces deja paso a la reflexión.
Dentro de este marco, se ignora o cuestiona la
relevancia de los fundamentos teóricos, contextuales y epistemológicos. Y es
que en una sociedad pragmática, agobiada por el caos posmoderno en el que
prevalecen la ambigüedad, la subjetividad, la inestabilidad y el desapego lo
reflexivo se hace trivial.
Pero la arquitectura no puede ser trivial, parte de un
flujo de ideas que se transforman en volúmenes para moldear espacios
intencionales que serán disfrutados o consumidos por seres vivos. Y como tal no
puede estar aislada de los contextos sociales y naturales y tampoco separada de
lo teórico, de lo metodológico y de lo tecnológico que afectan un mundo en constante
evolución. Se ve influenciada persistentemente por los cambios en la ciencia,
en la tecnología, en la economía y en el ambiente, y se constituye en un filtro
que, de una u otra manera, responde a los cambios de la realidad y del medio en
que se desarrolla. La arquitectura ha
sido producto de las condiciones socioeconómicas, culturales y técnicas y se le
atribuye ser el principal testimonio de una historia en permanente cambio.
Como diseñadores y arquitectos, pero en especial como
docentes, sabemos que más que seguir modas o importar estéticas complejas y
descontextualizadas, lo que se necesita es reflexionar sobre la complejidad
social, cultural y natural que debe considerar la actividad proyectual.
Esto implica percatarse de los procesos de
desculturización y de la fuerte carga psicológica y mediática que orienta hacia
el consumismo. Ser conscientes de la influencia de los medios y de las redes
sociales y cómo estas inciden en los valores académicos y culturales locales que
tienden a disiparse ante las tendencias globales.
El mundo se modifica en cada momento, los conocimientos
son desplazados o mejorados continuamente y la realidad se transforma minuto a minuto.
Esto advierte que el aprendizaje requiere de una actualización continua y, por
consiguiente, de una gran disposición para adaptarse a estos incesantes cambios
y, esta adaptación, demanda capacidad creativa. Es la creatividad la que
determina la utilización eficiente de conocimientos y herramientas, es la que
propicia la estrategia para hacer frente de manera efectiva a que los nuevos
problemas de diseño encuentren respuestas innovadoras.
Las condiciones actuales facilitan infinidad de recursos
para enfrentar los complejos proceso de enseñanza, pero estos todavía no logran
articularse efectivamente con los procesos sociales, académicos, ambientales y
teóricos. Es claro que esta situación ya no se da por limitaciones técnicas,
sino mas bien, por anacronismos o descuidos referenciales y conceptuales; muchas
veces debido a la resistencia al cambio o a la falta de un esfuerzo intelectual
para asumir las nuevas e incontenibles avalanchas cognitivas y técnicas.
La problemática de la actividad proyectual es
compleja, indefinida y llena de retos diferentes para cada nuevo tema a
resolver. El diseño está indiscutiblemente relacionado con los avances
científicos y técnicos que siguen abriendo posibilidades antes impensables,
para tratar de entender un mundo diferente, complejo, impredecible y con nuevas
condicionantes sociales y ambientales.
En esta época los estudiantes cuentan con ilimitados
recursos para responder a los nuevos requerimientos de la educación. Esto es muy favorable para el aprendizaje
pero demanda que los docentes asuman nuevas responsabilidades y retos, que sean
capaces de adaptar nuevas formas de pensar, y que se actualicen permanentemente
para dar respuestas oportunas a los nuevos paradigmas en los que
inevitablemente están involucrados.
La nueva enseñanza debe aprovechar las bondades que
la actualidad presenta para atender con eficiencia el mejor uso de los recursos
renovables y no renovables, así como la búsqueda de la eficacia en función de las
necesidades y oportunidades de nuestra propia realidad.
En fin, los acelerados cambios que se han
dado en la sociedad, en la ciencia y en la tecnología, requieren de una
minuciosa y permanente revisión para la generación de estrategias que
contribuyan con la enseñanza, que aporten tanto a las aplicaciones prácticas como
a las interpretaciones científicas, que faciliten la actividad proyectual dentro
de la realidad compleja y definan la apertura de nuevas vías de creatividad que
la actualidad y el futuro demandan.
Es precisamente sobre estos criterios que hemos estado trabajando para
una reestructura curricular que se ha iniciado con el proceso de rediseño del
pensum. Para hacerlo posible nuestra
facultad necesita de la apertura de mentes, de capacidad creativa, de visión
innovadora, pero sobre todo de la buena disposición y de la amplia
participación de todos los sectores.
Los cambios y la nueva época
requieren de una nueva visión y la capacidad de reenfocar sobre las formas de
ver de cada uno de nosotros. Estamos conscientes de que somos docentes del
siglo XX, enseñando a futuros arquitectos del siglo XXI, en muchos casos
todavía con criterios y herramientas que no pertenecen a las nuevas
generaciones.
Es por eso que en este evento
pretendemos analizar distintas posturas sobre los avances tecnológicos y
educativos en Latinoamérica, compartir sobre temas de innovación, experiencias
creativas y proyectuales, procesos generativos, realidad virtual y realidad aumentada,
plataformas educativas innovadoras, enfoques de enseñanza de la arquitectura en
la región y visiones sobre la arquitectura y su enseñanza en el nuevo siglo.
Para hacer
esto posible, contribuyen muchas personas y organizaciones, por lo que quiero agradecer
a todos los que de alguna manera fueron partícipes en el impulso a este evento, en especial al
Consejo Directivo de UDEFAL; al señor Rector Dr. Carlos Alvarado, a los funcionarios
y unidades académicas y administrativas universitarias que han apoyado en diversas
gestiones, a los conferencistas y talleristas, a los patrocinadores; a la
Asociación de Estudiantes de Arquitectura y, particularmente, quiero resaltar
la labor de estudiantes, docentes y personal administrativo y técnico que han
integrado la Comisión Organizadora de esta CLEFA intermedia, de esta CLEFA extraordinaria
que nos ha permitido hermanarnos y confirmar la importancia del trabajo en
equipo y de que los objetivos comunes pueden alcanzarse con buena voluntad y
trabajo efectivo.
Por eso concluyo parafraseando las palabras
de Mario Benedetti:
Me
gusta la gente que vibra, la que no hay que empujar, a la que no hay que
decirle que haga las cosas porque ya sabe que hacer. La gente que conoce la
importancia de la alegría; la gente de criterio, la que no se avergüenza de
reconocer lo que ignora, o que se equivocó.
La gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y
razonables. Me gusta la gente capaz de
criticar constructivamente y de frente; la gente fiel y persistente, la que no
fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Con gente
como esa me comprometo de lleno y, con haber tenido esa gente a mi lado, me doy
por bien retribuido.
A toda la
gente que forma parte del futuro y del cambio, a todos los aquí presentes.
Muchas
gracias
Byron Rabe
Septiembre 5, 2017
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