Parece tan reciente cuando
esperábamos con gran expectativa el cambio hacia un nuevo milenio que se
acercaba lentamente. El tiempo ha pasado
tan rápido que casi no nos percatamos que este año están cumpliendo quince años
los nacidos en el 2000. Pero todavía, todos los universitarios de hoy, nacimos en
el siglo pasado. Todos somos del siglo
pasado.
Pero una cosa es haber nacido en el
siglo pasado y otra muy distinta, continuar viviendo en un siglo que cada vez
se aleja mas. Lejanos quedaron los escenarios de los años 70 y 80. Para bien o para mal la realidad de hoy es muy
distinta y los actores también son muy diferentes.
La tecnología ha
avanzado a pasos agigantados, se transformó la forma de pensar y de
expresarse, ha cambiado la percepción de
los valores. Y las posibilidades de
aprender y enseñar sobrepasan nuestra capacidad de asombro.
Sin embargo, y a pesar de todos los
avances científicos y del desarrollo tecnológico, los problemas más urgentes de
este país y de la mayoría de humanos en este planeta, están muy lejos de ser
resueltos. Muchas cosas no han cambiado.
Charles Chaplin, en
1940, en el histórico discurso de El gran
Dictador, expresó:
“El mundo progresa muy de prisa
pero nos encarcela a nosotros mismos, el conocimiento nos ha hecho cínicos,
nuestra inteligencia duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy
poco. Más que máquinas necesitamos
humanidad, más que inteligencia bondad. Sin estas cualidades la vida será
violenta, se perderá todo.”
No podemos negar que persiste una
creciente crisis de valores que afecta a la sociedad en su conjunto y a nuestra
propia universidad.
En años recientes se generaron una
serie de acciones de distinta índole que dieron origen a un nuevo proceso de
reforma universitaria. El importante
papel de nuestra casa de estudios, una vez mas, se puso en la palestra.
Entre discordancias y presiones se
inició un ejercicio bastante accidentado para generar un proceso de construcción colectiva y progresiva, que
persigue el conocimiento de la situación universitaria actual y la formulación
sistemática para la transformación institucional.
Y es que cada vez más, los universitarios
tomamos consciencia de la incertidumbre que tenemos que enfrentar. Cada vez más
personas coincidimos en que esa consciencia no debe fundamentarse en dogmas, intransigencias
y posiciones confrontativas, anacrónicas y estériles.
Porque consciencia significa tener
la capacidad de entender nuestro entorno y nuestra realidad para accionar a
favor de esa misma realidad. Consciencia
significa entender las necesidades de los demás, de nuestro ambiente, de
nuestra sociedad, de nuestra tierra y de todos los seres vivos de este
planeta. Consciencia significa estar en
plena claridad de nuestra realidad y estar dispuestos a construir para
responder a las necesidades de un mundo inestable que posee recursos limitados,
en el que existen injustas diferencias y al que todos podemos aportar.
Consciencia para entender la
necesidad que tenemos de una universidad humana, pero también moderna, con
capacidad de adaptarse ágilmente a los cambios, y desarrollar una imagen de actualidad,
transparencia y solidaridad social.
Si. Es
fundamental el fortalecimiento de la imagen de nuestra universidad. Pero no nos referimos a la superficialidad de la imagen construida, la
publicidad alienante dentro de la mentalidad de lo utilitario, de lo desechable
o de lo políticamente conveniente.
No.
No se trata de la frivolidad que nos hace olvidar lo verdaderamente
importante. Se trata de construir una
imagen congruente con los fines para los que nuestra universidad fue creada,
una imagen que responda a nuestra propia realidad. Cada facultad y cada escuela, juega un papel
determinante en ello. Y nuestra facultad también es responsable de fortalecer
la imagen universitaria.
Por eso apoyamos
una reforma universitaria que persiga alcanzar un alto nivel académico, que fortalezca
la omnipresencia de la ética y que enfoque la acción política en la búsqueda
del conocimiento y el bienestar social, a partir de una clara visión.
A Helen Keller le
preguntaron qué sería peor que ser ciego? Y ella respondió: “Sería mucho peor
nacer con vista pero sin visión”
Nosotros vemos
una facultad de arquitectura y diseño actualizada, dinámica y eficiente,
preparada para formar profesionales creativos capaces de desempeñarse
efectivamente a nivel empresarial y
social; capaces de responder con criterio
humano, científico y técnico a las necesidades y escenarios del nuevo milenio.
Para ello necesitamos
hacer ajustes, necesitamos evolucionar académicamente y redefinir la proyección
de nuestras escuelas dentro de un marco más amplio, actualizado y acorde con
las expectativas del nuevo milenio.
Para hacer esto posible, debemos privilegiar
el desarrollo de la academia sobre los intereses políticos y estimular la
investigación, la reflexión y la vinculación efectiva con la sociedad. Pero
también debemos desarrollar la creatividad y potenciar el talento; fortalecer
las capacidades de los docentes y hacer uso efectivo de la tecnología para el
aprendizaje y la enseñanza y así contribuir con el estudiante para su inserción
efectiva en el mercado laboral y en la realidad económica social que le
corresponderá enfrentar.
También necesitamos impulsar una gestión dinámica, equitativa,
eficaz y eficiente. Requerimos de una cultura organizacional incluyente,
abierta y tolerante; que deje atrás la tendencia a la confrontación sin
sentido; que propicie los cambios de actitud mediante el ejemplo; que respalde el
desarrollo académico con acciones y sólidos valores, que nos permita crear
nuestra propia revolución.
Pero esta revolución del siglo XXI,
no es de guerra o confrontación destructiva. La nueva revolución está en el
cambio de pensamiento, en la apertura de mentes y criterios, en la adquisición
de conocimientos y habilidades para adaptarnos creativamente a un mundo en
permanente transformación. La verdadera revolución es hacia adentro. Sólo
haciéndonos mejores a nosotros mismos podremos cumplir con nuestro designio,
con la aventura de hacer un mundo mejor.
Los profesores
tenemos el poder de convertir la vida en una aventura de aprendizajes, de crear
condiciones para un mundo que estimule el trabajo productivo y el crecimiento
individual y social. Sabemos que de nada
sirven nuestros aprendizajes, si no los ponemos en práctica y al servicio de
los demás.
Pero también sabemos que nada será posible sin el
trabajo conjunto y la buena voluntad de formar equipos que mejoren las
condiciones de nuestra academia. Que sólo con
el apoyo de la comunidad estudiantil, docente y administrativa, trabajando
coordinadamente, contribuiremos a fortalecer nuestra facultad, nuestra
universidad y nuestro país.
El mundo de la educación puede ser
hermoso e inspirador. Pero se puede perder esa belleza cuando la preponderancia
de la política envenena la academia; cuando prevalece la codicia y el abuso; cuando
por la búsqueda de beneficios individuales se generan mentiras, envidias y
desconfianza. Debemos tener cuidado
porque cuando se pierde la credibilidad sólo quedan grandes desencantos y muy
difícilmente se recuperará la confianza.
Por eso estamos
compartiendo un compromiso de esperanza y trabajo, sin vanidad ni soberbia, sin
triunfalismos, sin revanchismos o resentimientos. La tarea que tenemos que
hacer es muy grande como para que nos dividamos y perdamos el tiempo en actitudes
poco constructivas.
Le pido a toda la
comunidad de arquitectura que abramos mentes y corazones para integrarnos a un
proyecto participativo, incluyente y propositivo. Un proyecto congruente con nuestra esencia,
porque nosotros llevamos en nuestro ser, la maravillosa vocación del diseño. Ese
bendito acto creativo que establece el vínculo entre la ciencia, la tecnología
y el humanismo.
Aprovechémoslo
para contribuir a construir un mundo en el que podamos realizarnos como
personas, como profesionales y como miembros de una sociedad cambiante que nos
necesita permanentemente.
Y es que nos
guste o no, somos parte de un nuevo mundo. Un mundo con televisión de puntos
cuánticos, monitores de salud, resonancias magnéticas, impresoras 3d, cortadores
laser, prendas y hogares inteligentes, realidad virtual, gafas ambientales,
navegación automática, internet de las cosas, nubes enigmáticas y de mucho más
que ni siquiera hemos imaginado.
No temamos a la
tecnología, es parte de nuestro mundo. Provee de recursos que pueden ayudarnos
a hacer mejor la vida de las mayoría de los seres humanos. Aprendamos a usarlos
de manera efectiva para contribuir con la docencia y la investigación, para contribuir a diseñar sueños que
beneficien a mayor cantidad de personas.
El gran
Aristóteles señalaba hace más de 2000 años: La
esperanza es el sueño del hombre despierto. Y considero que es cierto. Pero
también hay tantos sueños perdidos que sólo lograron acompañar jardines de
descanso eterno y lápidas. Sueños que, lamentablemente, mucha gente nunca se
atrevió ni siquiera a iniciar. Algunos porque perdieron la esperanza y otros, por
tantos ladrones y saboteadores de sueños.
Pero a los que realmente
estamos vivos que no nos distraigan los saboteadores. Que digan que nuestros sueños son imposibles,
que traten de robarnos nuestras ilusiones, que nos digan locos. Si… locos, insensatos, obcecados,
desadaptados. Que nos digan diseñadores
o arquitectos. Si… locos. Puede que
tengan razón. Pero recuerden esta famosa
frase:
Los que están tan locos de pensar que pueden cambiar
el mundo son quienes lo logran. Esto lo dijo
Steve Jobs, alguien que cambió el mundo
para siempre.
Y alguien mas que
también contribuyó a transformar el mundo,
Mahatma Gandhi, dijo: La diferencia
entre lo que hacemos y lo que podríamos hacer sería suficiente para resolver la
mayor parte de los problemas del mundo. ¿Por qué no intentar lo que podríamos hacer?
Desde nuestros
limitados escenarios, desde nuestros humildes campos de acción, los diseñadores
y constructores de sueños tenemos la obligación de propiciar cambios positivos para
hacer un mejor mundo. Ahora, justo ahora, es el momento.
Y es que alguien mas
dijo que El éxito ocurre cuando tus
sueños son más grandes que tus excusas. Dejemos las excusas, es hora de
hacer realidad nuestros sueños y poner manos a la obra.
Este es un verso
de una canción escrita a mi madre: A
veces te sueño y te ves tan lejos, como transparente pero estás presente. ¿Por
qué lo menciono? Porque la recuerdo y siento su presencia. Y porque desde niño, mi
madre bella me enseñó las famosas
palabras mágicas. Estoy seguro de que saben
cuáles son: por favor y muchas gracias.
Siempre es el tiempo del justo agradecimiento
y yo tengo tanto y a tantos que agradecer.
Hoy quiero agradecer en especial, a la fuerza superior que mueve el
universo y nos concede la virtud de soñar, de creer y de crear.
Agradecer a todos los estudiantes
que, de una u otra manera, apoyan este proceso y hacen de él una experiencia dinámica,
viva e inolvidable. Agradecer a los profesores de la facultad por su apertura, sus críticas constructivas, sus
consejos y su disposición para trabajar en conjunto. Agradecer a los colegas
arquitectos y diseñadores que realimentan nuestro actuar y aportan con su
esfuerzo e innovadoras ideas. Y dar las
gracias a todas las personas que apuntalan, que motivan y que creen que podemos
ser mejores cada día. Gracias por hacer esto posible y permitirnos confirmar
que nada que valga la pena ha sido hecho sin amor.
Pero además de este agradecimiento
y con la venia del honorable Consejo Superior Universitario, creo justo dedicar
este acto a la familia. Esa familia amorosa, alegre y sencilla que siempre ha
sido mi mayor baluarte e inspiración.
Pero quiero hacer un reconocimiento especial a mi
esposa, quien además del apoyo que siempre nos brinda, a lo largo de los años se
ha constituido en un ejemplo de valentía, fortaleza y sabiduría para muchos. Ella nos ha enseñado, que a pesar de los
grandes inconvenientes, de las duras pruebas que da la vida, nunca debe
perderse la fe, la esperanza y la alegría. Es la mujer con quien hemos construido el
sueño más hermoso, lo más importante: la familia.
Cierro esta participación con un texto de Jorge Luis
Borges que dice: “Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia
vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el
que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas
las mismas humillaciones o desprecios. Con el tiempo aprendes a construir todos
tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe. Con el tiempo
comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al
final no sean como esperabas. Con el
tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el
momento que estabas viviendo justo en ese instante.”
A todos ustedes por compartir justo este instante.
Les doy mis más sincero agradecimiento.
Gracias. Muchas gracias.
Byron Rabe. 27 febrero de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario