miércoles, 4 de marzo de 2015

DISCURSO DE TOMA DE POSESIÓN COMO DECANO DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA DE LA USAC

Parece tan reciente cuando esperábamos con gran expectativa el cambio hacia un nuevo milenio que se acercaba lentamente.  El tiempo ha pasado tan rápido que casi no nos percatamos que este año están cumpliendo quince años los nacidos en el 2000. Pero todavía, todos los universitarios de hoy, nacimos en el siglo pasado.  Todos somos del siglo pasado.

Pero una cosa es haber nacido en el siglo pasado y otra muy distinta, continuar viviendo en un siglo que cada vez se aleja mas.  Lejanos quedaron los escenarios de los años 70 y 80.  Para bien o para mal la realidad de hoy es muy distinta y los actores también son muy diferentes.

La tecnología ha avanzado a pasos agigantados, se transformó la forma de pensar y de expresarse,  ha cambiado la percepción de los valores.  Y las posibilidades de aprender y enseñar sobrepasan nuestra capacidad de asombro.

Sin embargo, y a pesar de todos los avances científicos y del desarrollo tecnológico, los problemas más urgentes de este país y de la mayoría de humanos en este planeta, están muy lejos de ser resueltos. Muchas cosas no han cambiado.

Charles Chaplin, en 1940, en el histórico discurso de El gran Dictador, expresó:

“El mundo progresa muy de prisa pero nos encarcela a nosotros mismos, el conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy poco.  Más que máquinas necesitamos humanidad, más que inteligencia bondad. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.”

No podemos negar que persiste una creciente crisis de valores que afecta a la sociedad en su conjunto y a nuestra propia universidad. 

En años recientes se generaron una serie de acciones de distinta índole que dieron origen a un nuevo proceso de reforma universitaria.  El importante papel de nuestra casa de estudios, una vez mas, se puso en la palestra.

Entre discordancias y presiones se inició un ejercicio bastante accidentado para generar un proceso de construcción colectiva y progresiva, que persigue el conocimiento de la situación universitaria actual y la formulación sistemática para la transformación institucional.

Y es que cada vez más, los universitarios tomamos consciencia de la incertidumbre que tenemos que enfrentar. Cada vez más personas coincidimos en que esa consciencia no debe fundamentarse en dogmas, intransigencias y posiciones confrontativas, anacrónicas y estériles.

Porque consciencia significa tener la capacidad de entender nuestro entorno y nuestra realidad para accionar a favor de esa misma realidad.  Consciencia significa entender las necesidades de los demás, de nuestro ambiente, de nuestra sociedad, de nuestra tierra y de todos los seres vivos de este planeta.  Consciencia significa estar en plena claridad de nuestra realidad y estar dispuestos a construir para responder a las necesidades de un mundo inestable que posee recursos limitados, en el que existen injustas diferencias y al que todos podemos aportar.

Consciencia para entender la necesidad que tenemos de una universidad humana, pero también moderna, con capacidad de adaptarse ágilmente a los cambios, y desarrollar una imagen de actualidad, transparencia y solidaridad social.

Si. Es fundamental el fortalecimiento de la imagen de nuestra universidad. Pero no nos referimos a la superficialidad de la imagen construida, la publicidad alienante dentro de la mentalidad de lo utilitario, de lo desechable o de lo políticamente conveniente.

No.  No se trata de la frivolidad que nos hace olvidar lo verdaderamente importante. Se trata de  construir una imagen congruente con los fines para los que nuestra universidad fue creada, una imagen que responda a nuestra propia realidad.  Cada facultad y cada escuela, juega un papel determinante en ello. Y nuestra facultad también es responsable de fortalecer la imagen universitaria.

Por eso apoyamos una reforma universitaria que persiga alcanzar un alto nivel académico, que fortalezca la omnipresencia de la ética y que enfoque la acción política en la búsqueda del conocimiento y el bienestar social, a partir de una clara visión. 
A Helen Keller le preguntaron qué sería peor que ser ciego? Y ella respondió: “Sería mucho peor nacer con vista pero sin visión”

Nosotros vemos una facultad de arquitectura y diseño actualizada, dinámica y eficiente, preparada para formar profesionales creativos capaces de desempeñarse efectivamente a nivel empresarial  y social;  capaces de responder con criterio humano, científico y técnico a las necesidades y escenarios del nuevo milenio.  

Para ello necesitamos hacer ajustes, necesitamos evolucionar académicamente y redefinir la proyección de nuestras escuelas dentro de un marco más amplio, actualizado y acorde con las expectativas del nuevo milenio.

Para hacer esto posible, debemos privilegiar el desarrollo de la academia sobre los intereses políticos y estimular la investigación, la reflexión y la vinculación efectiva con la sociedad. Pero también debemos desarrollar la creatividad y potenciar el talento; fortalecer las capacidades de los docentes y hacer uso efectivo de la tecnología para el aprendizaje y la enseñanza y así contribuir con el estudiante para su inserción efectiva en el mercado laboral y en la realidad económica social que le corresponderá enfrentar.

También necesitamos impulsar una gestión dinámica, equitativa, eficaz y eficiente. Requerimos de una cultura organizacional incluyente, abierta y tolerante; que deje atrás la tendencia a la confrontación sin sentido; que propicie los cambios de actitud mediante el ejemplo; que respalde el desarrollo académico con acciones y sólidos valores, que nos permita crear nuestra propia revolución.

Pero esta revolución del siglo XXI, no es de guerra o confrontación destructiva. La nueva revolución está en el cambio de pensamiento, en la apertura de mentes y criterios, en la adquisición de conocimientos y habilidades para adaptarnos creativamente a un mundo en permanente transformación. La verdadera revolución es hacia adentro. Sólo haciéndonos mejores a nosotros mismos podremos cumplir con nuestro designio, con la aventura de hacer un mundo mejor.

Los profesores tenemos el poder de convertir la vida en una aventura de aprendizajes, de crear condiciones para un mundo que estimule el trabajo productivo y el crecimiento individual y social. Sabemos que de nada sirven nuestros aprendizajes, si no los ponemos en práctica y al servicio de los demás.

Pero también sabemos que nada será posible sin el trabajo conjunto y la buena voluntad de formar equipos que mejoren las condiciones de nuestra academia. Que sólo con el apoyo de la comunidad estudiantil, docente y administrativa, trabajando coordinadamente, contribuiremos a fortalecer nuestra facultad, nuestra universidad y nuestro país.

El mundo de la educación puede ser hermoso e inspirador. Pero se puede perder esa belleza cuando la preponderancia de la política envenena la academia; cuando prevalece la codicia y el abuso; cuando por la búsqueda de beneficios individuales se generan mentiras, envidias y desconfianza.  Debemos tener cuidado porque cuando se pierde la credibilidad sólo quedan grandes desencantos y muy difícilmente se recuperará la confianza.  

Por eso estamos compartiendo un compromiso de esperanza y trabajo, sin vanidad ni soberbia, sin triunfalismos, sin revanchismos o resentimientos. La tarea que tenemos que hacer es muy grande como para que nos dividamos y perdamos el tiempo en actitudes poco constructivas. 

Le pido a toda la comunidad de arquitectura que abramos mentes y corazones para integrarnos a un proyecto participativo, incluyente y propositivo.  Un proyecto congruente con nuestra esencia, porque nosotros llevamos en nuestro ser, la maravillosa vocación del diseño. Ese bendito acto creativo que establece el vínculo entre la ciencia, la tecnología y el humanismo.  

Aprovechémoslo para contribuir a construir un mundo en el que podamos realizarnos como personas, como profesionales y como miembros de una sociedad cambiante que nos necesita permanentemente.

Y es que nos guste o no, somos parte de un nuevo mundo. Un mundo con televisión de puntos cuánticos, monitores de salud, resonancias magnéticas, impresoras 3d, cortadores laser, prendas y hogares inteligentes, realidad virtual, gafas ambientales, navegación automática, internet de las cosas, nubes enigmáticas y de mucho más que ni siquiera hemos imaginado. 

No temamos a la tecnología, es parte de nuestro mundo. Provee de recursos que pueden ayudarnos a hacer mejor la vida de las mayoría de los seres humanos. Aprendamos a usarlos de manera efectiva para contribuir con la docencia y la investigación,  para contribuir a diseñar sueños que beneficien a mayor cantidad de personas.

El gran Aristóteles señalaba hace más de 2000 años: La esperanza es el sueño del hombre despierto. Y considero que es cierto. Pero también hay tantos sueños perdidos que sólo lograron acompañar jardines de descanso eterno y lápidas. Sueños que, lamentablemente, mucha gente nunca se atrevió ni siquiera a iniciar. Algunos porque perdieron la esperanza y otros, por tantos ladrones y saboteadores de sueños.

Pero a los que realmente estamos vivos que no nos distraigan los saboteadores.  Que digan que nuestros sueños son imposibles, que traten de robarnos nuestras ilusiones, que nos digan locos.  Si… locos, insensatos, obcecados, desadaptados.  Que nos digan diseñadores o arquitectos.  Si… locos. Puede que tengan razón.  Pero recuerden esta famosa frase:

Los que están tan locos de pensar que pueden cambiar el mundo son quienes lo logran. Esto lo dijo Steve  Jobs, alguien que cambió el mundo para siempre.

Y alguien mas que también contribuyó a transformar el mundo, Mahatma Gandhi, dijo: La diferencia entre lo que hacemos y lo que podríamos hacer sería suficiente para resolver la mayor parte de los problemas del mundo.  ¿Por qué no intentar lo que podríamos hacer?

Desde nuestros limitados escenarios, desde nuestros humildes campos de acción, los diseñadores y constructores de sueños tenemos la obligación de propiciar cambios positivos para hacer un mejor mundo. Ahora, justo ahora, es el momento.

Y es que alguien mas dijo que El éxito ocurre cuando tus sueños son más grandes que tus excusas. Dejemos las excusas, es hora de hacer realidad nuestros sueños y poner manos a la obra.

Este es un verso de una canción escrita a mi madre: A veces te sueño y te ves tan lejos, como transparente pero estás presente. ¿Por qué lo menciono? Porque la recuerdo y siento su presencia.  Y porque desde niño, mi madre bella  me enseñó las famosas palabras mágicas.  Estoy seguro de que saben cuáles son: por favor y muchas gracias.

Siempre es el tiempo del justo agradecimiento y yo tengo tanto y a tantos que agradecer.  Hoy quiero agradecer en especial, a la fuerza superior que mueve el universo y nos concede la virtud de soñar, de creer y de crear.  

Agradecer a todos los estudiantes que, de una u otra manera, apoyan este proceso y hacen de él una experiencia dinámica, viva e inolvidable. Agradecer a los profesores de la facultad  por su apertura, sus críticas constructivas, sus consejos y su disposición para trabajar en conjunto. Agradecer a los colegas arquitectos y diseñadores que realimentan nuestro actuar y aportan con su esfuerzo e innovadoras ideas.  Y dar las gracias a todas las personas que apuntalan, que motivan y que creen que podemos ser mejores cada día. Gracias por hacer esto posible y permitirnos confirmar que nada que valga la pena ha sido hecho sin amor.

Pero además de este agradecimiento y con la venia del honorable Consejo Superior Universitario, creo justo dedicar este acto a la familia. Esa familia amorosa, alegre y sencilla que siempre ha sido mi mayor baluarte  e inspiración.

Pero quiero hacer un reconocimiento especial a mi esposa, quien además del apoyo que siempre nos brinda, a lo largo de los años se ha constituido en un ejemplo de valentía, fortaleza y sabiduría para muchos.  Ella nos ha enseñado, que a pesar de los grandes inconvenientes, de las duras pruebas que da la vida, nunca debe perderse la fe, la esperanza y la alegría.  Es la mujer con quien hemos construido el sueño más hermoso, lo más importante: la familia.

Cierro esta participación con un texto de Jorge Luis Borges que dice:   “Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios. Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.”


A todos ustedes por compartir justo este instante. Les doy mis más sincero agradecimiento.

Gracias. Muchas gracias.

Byron Rabe.  27 febrero de 2015

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