Se refiere a las cosas que nos convienen, a las que solemos llamarles buenas y a las que nos sientan mal que tildamos de malas. Esto constituye un criterio, de que es bueno aquello que me beneficia, siempre y cuando no haga mal a los demás.
Savater considera que el hombre a diferencia de los animales es un ser racional al que se le da la opción de elegir y por lo tanto de equivocarse. Sin embargo hace énfasis en que no somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo, así como, que el ser libres para intentar algo no necesariamente significa que vayamos a lograrlo pero vale la pena escoger nuestro propio camino.
A veces son las circunstancias las que nos obligan a elegir y la decisión a tomar puede deberse a diferentes criterios, generalmente relacionados con nuestros propios valores y cultura, pero también a las motivaciones como las órdenes, que pueden convertirse en un escudo para protegernos de decisiones en las que siempre tendremos responsabilidad, o las costumbres que no necesariamente son correctas o bien los simples caprichos. Al final sólo yo soy el responsable de mis acciones y nadie puede dispensarme de elegir y afrontar las consecuencias de mi elección. En cualquier caso las consecuencias de cada decisión deben ser evaluadas detenidamente, lo que no es necesariamente ético, ya que nuestras acciones deben obedecer más a principios, que al temor a las consecuencias. En este caso estaremos actuando más por criterios morales o legales, que por la ética personal.
Referencia: Savater, Fernando (1993) Ética para Amador. Barcelona: Editorial Ariel
Referencia: Savater, Fernando (1993) Ética para Amador. Barcelona: Editorial Ariel
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